La piedra en el zapato.

El llamado a calificar servicios del general Gustavo Matamoros Camacho, ocurrido en plena semana de pasión, nos recuerda -entre otras salidas abruptas de altos mandos castrenses- la del ahora nonagenario general en retiro Alberto Ruiz Novoa, ministro de Guerra del entonces presidente Guillermo León Valencia.

La historia es pródiga.

Luego, en el cuatrienio del presidente Carlos Lleras también fue llamado a cambiar el camuflado por el Everfit el general Guillermo Pinzón Caicedo. En el Mandato Claro del presidente Alfonso López Michelsen le tocó irse contra su voluntad al general Álvaro Valencia Tovar, cuando tenía sitiados a los cabecillas del Eln, los hermanos Vásquez Castaño.

Vino a continuación, en el gobierno del presidente Belisario Betancur, la salida del general Fernando Landazábal Reyes, ministro de Guerra, porque se oponía a los diálogos del Gobierno con los cabecillas de la subversión. El presidente Virgilio Barco no se quedó atrás y llamó a calificar servicios al general Rafael Samudio Molina.

 

Otra tanda de decapitados.

En el gobierno del ex presidente Samper le tocó irse de las filas del glorioso Ejército Nacional al general Harold Bedoya Pizarro.

Salió, asimismo, el general Ricardo Cifuentes por negarse a rendirle honores militares al presidente de turno. El ex presidente Andrés Pastrana Arango prescindió de los servicios del ministro de la Defensa Nacional Rodrigo Lloreda Caicedo, que se oponía al despeje indefinido, y del general Jaime Alberto Canal cuando tenían sitiada en inmediaciones de los farallones de Cali a la guerrilla de las Farc.

 

En la era Uribe.

El tema se agudizó en la era Uribe cuando 27 altos oficiales del Ejército fueron llamados a calificar servicios el 29 de octubre de 2008, por el escabroso escándalo de los falsos positivos. Uribe era presidente; Juan Manuel Santos se desempeñaba como ministro de la Defensa y al frente del Comando de las Fuerzas Militares estaba el general Freddy Padilla de León.

Aquí fue donde la crisis institucional comenzó a hacer metástasis en el Ejército Nacional, al crearse una sensación de desmoralización de la tropa, malestar que fue recogido por el general Gustavo Matamoros, cuya salida fue exigida, bajo amenaza de irse de la cúpula, por el almirante Celis y el ministro Rivera Salazar.

Se nos quedaba en la libreta de apuntes el retiro del general Herrera Berbel, quien se vio forzado a dimitir por cuestión de honor como Director de la Escuela Superior de Guerra, al ver desestimada su antigüedad en los ascensos de la alta oficialidad.

 

La rueda de prensa.

En la mañana del lunes el general Matamoros fue llamado de urgencia desde la Casa de Nariño. Le pidieron que aplazara la realización de su rueda de prensa mientras hablaba el presidente Santos, quien quería escucharlo privadamente.

El barquero confirmó en fuentes solventes que el memorial de agravios del alto oficial para el Mandatario tiene denuncias concretas sobre contratación, corrupción y operativos contra la insurgencia, asuntos que tienen a mucha gente tomando calmantes en el ámbito militar.

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Redacción Minuto30

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