Añoranzas uribistas.

Mientras el ex presidente Uribe recorre el mundo dictando conferencias muy bien remuneradas y el presidente Santos soluciona los múltiples problemas de las inundaciones desde Cartagena, los más fieles y verdaderos escuderos del ex mandatario sirven como mascarón de proa a todas las embestidas de sus contradictores.

Muchos de esos escuderos se preguntan dónde están los que se beneficiaron de ocho años de gobierno, empezando por el flamante partido de la U, que es incapaz o no quiere defender la obra de gobierno del ex mandatario.

Menos mal que el vicepresidente Angelino Garzón sí tiene las agallas para salirle al paso a lo que él denominó “el espejo retrovisor” que desde el alto gobierno se está presentando contra la gestión del anterior inquilino de la Casa de Nariño. El segundo de a bordo invitó a todo el equipo santista, en consejo de gabinete, a dejar a un lado el dichoso espejito y a dedicarse a trabajar sin pausa ni limitaciones.

El síndrome del uribismo.

Muchos de los acérrimos defensores de Uribe se muestran en total desacuerdo con la posibilidad de una Asamblea Constituyente que asegure el regreso de Uribe a la Presidencia de la República, propuesta hecha por el senador Juan Carlos Vélez.

Según los sacrificados del uribismo, poner al país en esta circunstancia equivale a una cadena perpetua para ellos y sus familias. Opinan que ese sería un tortuoso transitar por una interminable calle de la amargura, ya que arrasaría con la poca esperanza que les queda, pues el síndrome del uribismo los tiene estigmatizados y mientras se quiera mantener latente el regreso del líder a Palacio, ellos seguirán siendo carne de cañón electoral y política.

Sin paz política.

Una hipotética Constituyente para llevar en hombros a Uribe de regreso al poder lo pondría automáticamente en franca competencia con el presidente Santos, quien quiere repetir elección en el 2014.

También activaría las alarmas en los cuarteles del ministro Germán Vargas Lleras, quien se le está midiendo a la banda presidencial bien sea para el 2014 o para el 2018, lo mismo que su colega ministro de Agricultura Juan Camilo Restrepo, la única carta con posibilidades presidenciales que le queda al Partido Conservador.

Y cómo no mencionar al vicepresidente Angelino Garzón, protagonista como el que más de la Era Santos, que prepara su arsenal político para seguir la huella de Lula en Brasil y de Walesa en Polonia, porque -según sus amigos- los trabajadores también tienen derecho a llegar al poder.

En resumen: todos los anteriores convertidos potencialmente en competidores del ex presidente Uribe.

El fiasco de las consultas.

En vez del globo de ensayo para propiciar el regreso de Uribe a la Presidencia de la República, el senador Juan Carlos Vélez debería hacerle frente, con sus compañeros de bancada, a lo que representó el fracaso de las consultas del domingo, valoradas en ochenta mil millones pesos, suma que debió emplearse en darle techo a miles de familias damnificadas por el invierno.

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Redacción Minuto30

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