Denuncias demoledoras.

Para la columnista María Elvira Bonilla, “la historia de las propiedades incautadas a los narcotraficantes, administradas por la DNE, es una vergüenza”. Leamos: “fue una verdadera piñata de cuello blanco”. Dijo que “en el Valle del Cauca, por ejemplo, se dieron casos en que los beneficiarios de los bienes incautados a la mafia fueron los mismos finqueros que le habían vendido a precios millonarios sus predios cañeros y ganaderos a los mafiosos en los años 90, cuando los capos del cartel de Cali y del norte del Valle compraron a su antojo las mejores tierras”.

Descaro mayúsculo.

De acuerdo con la señora Bonilla, “a través de padrinos políticos o de contactos con el alto gobierno, los influyentes vallecaucanos consiguieron que la DNE los volviera depositarios de las fincas incautadas”. Señala que “el descaro fue tan mayúsculo que en muchos casos las alquilaban a terceros para que otros las sembraran y terminaron así en una cómoda situación de rentistas de bienes ajenos”.

 

Ejemplo.

Doña María Elvira aporta en El Espectador un ejemplo: “El caso de los Rodríguez Orejuela, quienes consolidaron la cadena de drogas La Rebaja, montándose en la compra de una tradicional red de mercados caleños, (Jota Gómez) que les fueron vendidos por un reconocido personaje de la vida nacional. Así sucedió en el Valle y el resto del país. Si se hurga un poco, lo que puede aparecer resultaría aberrante”.

 

Catorce.

Va más allá la señora Bonilla en sus denuncias: “Como se hizo evidente en el caso de los 14 congresistas conservadores, fundamentales para lograr las mayorías requeridas para el trámite de las leyes en el Congreso, pero sobre todo para habilitar la reelección del presidente Uribe, éstos, cuya suerte jurídica está en manos de la Corte Suprema, son solo las primeras cabezas visibles de esta piñata”.

 

Ambición.

Agrega la columnista: “La codicia, como a los banqueros del Wall Street, los hizo caer… Abusaron no solo de su poder, “como la fuerza que decide”, sino que algunos de ellos se aprovecharon abiertamente de la cercanía regional y la amistad como es el caso de Miryam Paredes, con el director del DNE, el ex congresista nariñense Carlos Albornoz”.

Manifiesta que “se trata de una verdadera baronesa electoral, con un impresionante control burocrático en los puestos del orden nacional, que hizo toda su carrera política al lado de Albornoz. Este nariñense, quien ha pasado de agache en la tempestad, será una pieza clave en la investigación que adelanta la Corte, que cuenta con un valioso material probatorio”. Y concluye: “En buena hora el gobierno intervino la olla podría de la DNE y ojalá vuelva pública la historia de lo que al país le dio, porque es una síntesis inequívoca del cinismo en que cayó parte de la dirigencia política y empresarial”.

 

Comprensión.

Conservadores sureños comprenden por qué la parlamentaria Paredes se opone a la elección de gobernador conservador para Nariño, negándole el aval a Hernán Román Calderón,  posición que está empeñada en regalarle a La U, partido minoritario en la región. Y rememoran las jefaturas de Sarasty, Del Hierro, Díaz, Bolaños y Albornoz padre, quien debe estar revolcándose en su tumba.

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Redacción Minuto30

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