Hay algunos por ahí que dicen ser pero no lo son. Es el caso del grupo político del licenciado Sergio Fajardo Valderrama que para algunos efectos es Compromiso Ciudadano, pero que cuando de elecciones se trata se disfrazan de “indígenas”, avalados por la Alianza Social Indígena. Pero ahí van recalando, sin acabar de llegar, en el Partido Verde.

Y la vagabundería, más que de cualquiera otro, es de los propios dirigentes de la Alianza Social Indígena, encabezada por un indio “blanco orejinegro” como don Alonso Tobón de Yagarí, movimiento este que ha hecho del otorgamiento de avales un mercado persa y lo mismo patrocinan indios que caucásicos, sean blancos, trigueños o “blancos orejinegros”.

Supondría uno, pero se supone mal, que la Alianza Social Indígena tuviera como misión la de amparar candidaturas auténticamente indígenas y se ha visto como han avalado no solamente a Sergio Fajardo Valderrama para la Alcaldía de Medellín, sino que también al sucesor y jefe de aquel, el actual alcalde Alonso Salazar Jaramillo, si no a otros más.

Por mucho que he investigado, aún en internet, no he podido encontrar fotografías en las que los licenciados Fajardo y Salazar vistan paruma, luzcan plumas y carguen arcos y flechas. Por lo tanto no son indígenas ni porque se encubrieran. Al contrario, son un par de trigueños más listos y maliciosos que los propios indígenas, lo que ya dice mucho de ciertos políticos que dicen no ser políticos, pero que sí lo son.

Así las cosas, los señores del pretendido Compromiso Ciudadano dicen serlo, pero no lo son, porque hasta en eso resultaron inconsecuentes y se comportan como gitanos que por el mundo de la política van errantes.

Algún remedio legal habrá, hay que buscarlo, para obligar a la Alianza Social Indígena a utilizar la personería jurídica con seriedad y rigor porque, como su propio nombre lo indicaría, ella estaría destinada a promover intereses y candidaturas indígenas, exclusivamente. Su historia viene muy parecida a la de unos indígenas guajiros que habiendo sido interceptados por los “paras” en cualquier recodo caminero, se pusieron a salvo diciendo: “paracas no atracar indios, nosotros ser de la paraca”.

Para los que no sepan y anden averiguándolo por estos días a raíz de cierto sonado asunto, les voy a ahorrar el trabajo: me confieso conservador de toda la vida y soy conservador porque, como le recuerda el profesor Francisco Alonso Garcés Correa, el conservatismo colombiano es un partido socializante, que no socialista, es confesional, nutre su pensamiento en el Programa inaugural de Caro y Ospina y en las doctrinas sociales de la Iglesia Católica.

¿Quién dijo pena? Soy conservador, pero no he sido ni soy jefe político, ni jamás un sujeto sectario. Soy conviviente, aunque no complaciente, ni acomodado en materia ideológica.

Tiro al aire: Sergio Fajardo Valderrama dijo en reciente reportaje a Gustavo Gómez Córdoba, en Caracol, que ellos no compran votos. Bueno, pero olvidó decir que él si cobró por la candidatura a la vicepresidencia de la República. Y son dizque los impolutos. ¡Vivir para ver!

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Redacción Minuto30

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