Edgar Artunduaga

Después de 43 años de vida profesional y 59 de vida (repleta de éxitos), con un hijo –Mateo anda por los 30 años-, la actriz Maria Cecilia Botero quiere retirarse, “dedicarse a vivir”.

Edgar Artunduaga

Edgar Artunduaga

-“Es que me ha faltado, no he tenido tiempo de vivir. Quiero leer, oir música, caminar, estar en el campo, no hacer nada y no sentirme culpable. Yo no soy muy sociable, ni rumbera. Para mí lo ideal sería retirarme”.

María Cecilia está feliz hoy tomando fotos. En sus tiempos juveniles pensó pintar, pero un hermano no solo era buen pintor sino excelente escultor. Al lado suyo, sus trabajos eran un mamarracho.

¿Cantar? -Cuando mis hermanos tocaban y cantaban y eran súper buenos músicos, yo era la sorda de la casa.

Maria Cecilia estudió antropología pero resultó vinculada a la actuación, por cuenta de ser hija del maestro Jaime Botero y sobrina de Dora Cadavid. Ese hecho –y sus buenas condiciones- la llevaron a codearse con estrellas como el gordo Benjumea, Franky Linero, Maruja Toro.

El país la recuerda con cariño como Manuelita Sáenz (en El Hombre de las Dificultades); Yadira, la ardiente (en Caballo Viejo); Sándalo Daza (en Música Maestro); María, en una película con Fernando Allende; la malvada Rufina de Ferrero. En comedias musicales, presentadora de noticias y del programa Día a día…

Por estos días representa en “La suegra” a una mujer quejumbrosa, llorona, que quiso ser todo y terminó vendiendo su casita para financiar su matrimonio con “Caliche”, ceremonia que no terminó porque –justo en el momento del sí- le dio un soponcio.

¿Con la llegada de los canales privados hace más de 15 años se acabaron las garantías y los buenos tiempos de los actores?

Siempre fueron iguales. No quiero hablar mal de mis patrones, ni patear la lonchera, pero es triste ver a prestigiosas actores muriéndose de hambre, sin trabajo.

Nosotros trabajábamos cuatro meses con Caracol, seis con Punch, ocho con RTI, tres con RCN. Al no depender de una sola empresa tampoco teníamos seguridad social, nunca tuvimos unas vacaciones, unas cesantías, una prima, jamás supimos lo que era eso. Empezamos a cotizar cuando fue obligación, hace una década. Por eso hoy en día los viejitos actores están tan desamparados y tan solos.

María Cecilia muy aplomadita, muy tranquilita, sin escandalos…

Yo me casé la primera vez muy joven, a los 20 años, y me fui a vivir a Canadá, volví, nos separamos, conocí a David (Stivel), nos casamos (fue su quinta esposa). Se murió David, conocí a Mauricio Reina y aquí estoy con él, hace 19 años.

Usted es una actriz de muchos quilates, de mucha trayectoria por no decir de muchos años. ¿Su papel en “la suegra” no resulta apenas un papelito?

Hace 43 años estoy trabajando en televisión y creo que he hecho toda la tarea. Empecé haciendo cosas chiquitas con mi papá, aprendiendo, después protagonicé novelas y fui protagonista de muchas telenovelas. He tenido una carrera de verdad muy chévere.

Pero hay algo que uno no puede negar, y es que cumple años. Por eso hoy en día no soy la protagonista sino la mamá y la abuela de las protagonistas. Esa es la realidad.

Ya me viví los años que tenía que vivir. Este personaje termina siendo la antagonista realmente.

¿Cómo era la televisión de sus inicios?

Mis primeros programas de televisión, salieron al aire cuando todavía no había videotape. Todo era en vivo, hacíamos las telenovelas en vivo, los comerciales en vivo, todo en directo.

Después llegó el videotape, después llegó el color, y después mucho más adelante los tales canales privados. Y mientras el negocio se hace mejor, el trabajo es cada vez más duro, más complicado y menos gratificante.

En mis épocas, sin ir tan lejos unos 20 años, hablemos de Música Maestro, Caballo Viejo… nosotros grabábamos una novela que duraba un año al aire. Eran 120 medias horas y teníamos trabajo un año. Hoy en día grabamos 120 horas en seis meses. ¿Sí me captas?

El trabajo de un año, se hace en la mitdad del tiempo, pero el doble del contenido.

Es decir, ¿usted sigue saliendo en televisión durante un año y simplemente trabajó seis meses?

Seis, siete meses es lo máximo, por el mismo sueldo.

Pero deben pagar hoy mucho mejor.

No necesariamente. Es otra cosa muy chistosa. Cuando yo empecé en televisión las protagonistas y las bonitas y las famosas que eran Raquel Ercole, María Eugenia Dávila, Rebeca López, todas ellas, ganaban muchísimo más de lo que ganaba yo siendo protagonista de las novelas, y para mí eso era totalmente entendible. Ellas tenían una carrera por delante y yo siempre decía, cuando llegue a ser como ellas entonces voy a ganar más que las protagonistas y que las que están empezando. No. Hoy es al revés.

Por el solo hecho de ser protagonistas o lo que sea, pueden ganar tres veces más de lo que puedo ganar yo.

Es decir, ¿una modelo, una niña piernona, simpática, por ser la reina que acaba de salir puede ganar más?

Sí. Pero además lo digo sin rabia, esa es nuestra sociedad.

¿En qué quedó entonces ser actriz, ser actor, la academia?

En nada, en muy poquitas cosas. Hay todavía gente que hace grandes cosas. Me quito el sombrero ante Alejandra Borrero, todo lo que ha hecho con su Casa Ensamble, que prepara gente, que se inventa proyectos, que saca adelante el teatro. Yo pasé también por esa etapa y terminé bastante frustrada.

Creo que el teatro es lo único que todavía le puede dar a uno esa sensación de felicidad por ser actriz. La televisión es un negocio distinto, es otra cosa.

Yo tengo una sobrina que quiere ser actriz, ¿le aconsejo que desista?

No es este el país. A veces digo…si yo fuera mexicana sería “la doña”, doña María Cecilia, me recogerían en limosina, me mandarían flores y me tratarían como un gran personaje.

¿En Colombia desestimamos a los actores y actrices?

Sí, porque aquí los dueños del poder finalmente son los que mandan y no les interesa que los actores se vuelvan superestrellas porque empezarían a exigir cosas que no están dispuestos a ceder.

¿Hoy sigue trabajando y recibiendo dinero?

Terminé de trabajar, de grabar la novela que está saliendo al aire, el 15 de diciembre, y fue el último sueldo que recibí. Esa es otra de las cosas que tal vez la gente no sabe cómo funciona. Yo trabajo siete meses y eso me tiene que rendir mínimo para año y medio.

¿En los tiempos de hoy, tenemos mejores y más opciones de televisión?

En el país nos hemos estado acostumbrados a tener dos canales, dos nada más, donde no es A es B y donde no es B es A. Perdón lo que voy a decir, pero la gente como que no tiene opciones.

Hoy en día que tienen la posibilidad de zafarse de esos dos canales y ver otras cosas, ver otras cosas hechas de otra manera, yo creo que la gente se va.

En nuestros canales, cada uno quiere hacer de todo. Quieren hacer todas las novelas, todos los noticieros y no les alcanza el tiempo.

La tendencia y hacia lo que vamos, y ojalá que no se demore mucho, es a que haya canales temáticos. Creo que los canales nacionales van a tener que tender hacia allá.

¿Qué prefieren ver los colombianos?

El público es un misterio muy grande. Si tú sales a la calle y haces una encuesta y preguntas ¿qué televisión quieren? Parece que fueran marcianos los que contestan, porque todos quieren cosas culturales, no tanta telenovela, no tanta mafia, no tanta violencia. Pero si les da eso no te ven. Se pasan a ver el del frente que te da mafia, violencia y todo lo demás.

Lo mismo pasa con el reggaetón…

Yo tengo recuerdos de J-Balvin, muy chiquito, jovencito. Iba a mi casa, Mateo tocaba la batería, Mateo es músico también, eran súper amigos…

«J» iba a mi casa a ensayar y era rockero metalero, y mira dónde terminó. Encontró la plata y la fama, además de ser un un chico talentoso y todo lo demás.

Aunque usted es una persona dulce, sonriente, agradable, un encanto, ¿hay algún resentimiento, tristeza, en la forma en que está analizando su vida y la televisión colombiana?

Soy una persona súper agradecida con la vida, con el público, y creo que yo hice lo que se podía hacer. Siempre quise quedarme en Colombia, trabajar en la televisión, el teatro, el cine colombianos.

Acá Señal Colombia hace lo que puede pero creo que al Estado le falta meterse un poco más, porque finalmente la televisión es un medio tan poderoso…

Un asunto que inquieta a muchos. ¿Por qué desprecia la medicina convencional?

Yo estoy viva a pesar de los médicos. A pesar porque han hecho todo lo posible por acabar conmigo. Entonces he tenido tan mala suerte con los médicos tradicionales, con la medicina alopática, que dejé de un lado las medicinas químicas y he podido recuperarme y salir adelante.

En una operación sencilla para extraer un quistecito detrás del útero, la doctora que me operó me perforó los intestinos y no se dio cuenta, entonces me dio peritonitis, me morí, volví, duré tres meses que me muero, no me muero, bueno, salí de esa.

En otro episodio, me volvieron a operar, se equivocaron y casi me matan. Por eso consulto hoy la medicina natural.

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Redacción Minuto30

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