inundaciones italia
EFE/EPA/EMANUELE VALERI

Roma, 18 may (EFE).- Las fuertes lluvias que han causado graves inundaciones en la región italiana de Emilia Romaña, en el noreste del país, muestran la necesidad de «revisar el modelo de gestión, de ordenación del territorio» porque se trata de un fenómeno ligado al cambio climático que se va a repetir «cada vez con mayor frecuencia».

«En la memoria viva de nuestra región no se había registrado una situación como ésta desde el final de la Segunda Guerra Mundial: una precipitación tan importante de 200 mm y con puntos de 250 mm por metro cuadrado y en un territorio tan vasto. Nunca había ocurrido antes», explica a EFE Paride Antolini, presidente de la Asociación de Geólogos de Emilia Romaña.

Las lluvias torrenciales de los últimos días en la región de Emilia Romaña, que hoy sigue en máxima alerta, han causado al menos 9 muertos y más de 20.000 evacuados, así como enormes destrozos que han afectado a las líneas eléctricas, telefónicas y a la viabilidad en la zona.

Ha sido «realmente excepcional», aunque debido el cambio climático «tenemos que esperar eventos como este con una frecuencia no como antes, de unos 200 años», sino mucho más a menudo.

«Está claro que tenemos que revisar todo nuestro modelo de gestión, de ordenación del territorio: hay que encontrar nuevas áreas de laminación, encaminar las aguas a ciertas zonas y encontrar espacios alrededor de los ríos donde enviar estas aguas de crecida sin que causen daños. Y esto es un problema en una zona tan densamente poblada», explica.

«Habrá que cambiar la legislación para ajustar la planificación, el consumo de suelo, las intervenciones» y es «absolutamente necesario un plan tanto a nivel regional como nacional no solo para gestionar lo que sucede, sino para prevenir» las situaciones futuras, añade.

El geólogo destaca también la importancia del «discurso de las montañas», donde es fundamental «mantener una fuerte forestación para que las lluvias puedan al menos frenar su paso, lo que es un problema en una zona tan densamente urbanizada».

«Piense que se trata de un área habitada de una manera, digamos, loca: de Rímini a Piacenza no hay ni un tramo vacío a lo largo de la Via Emilia, sin estructuras, sin viviendas, sin industria, sin zonas artesanales. Aquí, con ríos que se suceden cada 10 km, hay siempre un cruce con otro río, un canal, una acequia, en una situación muy difícil con una pluviometría como ésta».

En las provincias de Forlí, Ravena, Cesena, hay localidades enteras bajo el agua, una situación que puede empeorar en próximas horas ya que el nivel de casi todos los ríos sigue estando por encima del umbral de emergencia.

Antolini subrayó también la necesidad de «empezar inmediatamente con un sistema de educación de la población» porque se han visto «muchos comportamientos inadecuados», que no han tenido en cuenta el peligro de la situación, a pesar de que las autoridades «alertaron de que la inundación iba a ser inminente».

«Había una alerta meteorológica que llevaba varios días advirtiendo de las dificultades que efectivamente se registraron después. En esta ocasión había un pronóstico perfecto», pero la educación de la población para estos eventos dejó mucho que desear, destacó el experto, que abogó por hacer «simulacros de aluviones» como ya se hace con los terremotos.

Sobre los daños, que ascenderán a varios miles de millones de euros, según el presidente regional, Stefano Bonaccini, Parolini destacó que los problemas vinculados a los corrimientos de tierra: «El nuestro es un territorio frágil, formado por arcillas, areniscas blandas, por lo que con el agua se desliza y destruye la viabilidad de las carreteras», lo que conlleva que «muchos pueblos y casas de los Apeninos estén aislados».

«Como ha dicho nuestro presidente Bonaccini, ha sido como un terremoto, exactamente», explicó, al recordar que además ya se habían sufrido graves daños por las fuertes inundaciones sufridas a primeros de mayo por lo que «el suelo ya estaba saturado de agua» cuando llegaron las fuertes precipitaciones de los últimos días.

Además de intentar paliar los gravísimos daños causados por las inundaciones, «habrá que cambiar la legislación para ajustar la planificación, el consumo de suelo, las intervenciones» y es «absolutamente necesario un plan tanto a nivel regional como nacional no solo para gestionar lo que sucede, sino para prevenir».

Marta Rullán

Aquí más Noticias internacionales

Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio