La labor del bombero convoca sentimientos de amor, arrojo, compromiso, dedicación, respeto, responsabilidad, solidaridad y pasión por la comunidad. En el país, la mayoría de los Cuerpos de Bomberos son voluntarios; aunque algunos municipios grandes y ciudades capitales tienen la capacidad para tener bomberos oficiales.

En Antioquia contamos actualmente con 117 Cuerpos de Bomberos Voluntarios, dos Cuerpos de Bomberos Oficiales y tres Cuerpos de Bomberos Aeronáuticos; cerca de 2200 Bomberos Voluntarios que prestan un servicio legalmente reconocido como público y esencial. En el país tenemos aproximadamente 300 municipios sin Cuerpos de Bomberos, pese a que la ley exige que sean el medio a través del cual los alcaldes municipales garanticen la gestión integral del servicio.

La Ley 1575 de 2012, ley general de bomberos de Colombia, estableció que la gestión integral del riesgo contra incendio, los preparativos y atención de rescates en todas sus modalidades y la atención de incidentes con materiales peligrosos es responsabilidad de todas las autoridades y de los habitantes del territorio colombiano, en especial, los municipios o quien haga sus veces, los departamentos y la nación.

Esto, sin perjuicio de las atribuciones de las demás entidades que conforman el Sistema Nacional para la Prevención y Atención de Desastres. A su vez, crea la Dirección Nacional de Bomberos como una Unidad Administrativa Especial de orden nacional, con personería jurídica, adscrita al Ministerio del Interior, con autonomía administrativa, financiera y patrimonio propio con el objeto de dirigir, coordinar y acompañar la actividad de los Cuerpos de Bomberos Voluntarios reconocidos, los Cuerpos de Bomberos Oficiales y los Bomberos aeronáuticos del país.

Los voluntarios son conformados como asociaciones sin ánimo de lucro de carácter privado y, generalmente, su mayor fuente de financiación lo constituye la sobretasa bomberil que cobran los municipios en el predial, demarcación, industria y comercio y tránsito; con estos recaudos se proyectan los gastos e inversiones, que casi siempre resultan insuficientes y deficitadas y se evidencia una clara dificultad para adquirir maquinaria, equipos, herramientas, capacitación técnica permanente y especializada y, lo más grave aún, que algunos cuerpos de bomberos ni siquiera logren contratar su personal.

La consecuencia de esta grave realidad se traduce en un riesgo inminente para las comunidades, en tanto, el personal voluntarito no cuente con la capacidad calificada para atender la gestión integral del riesgo contra incendio, los preparativos y atención de rescates en todas sus modalidades y la atención de incidentes con materiales peligrosos, debido, principalmente, a que las administraciones municipales no han asumido el servicio público esencial de bomberos como una responsabilidad directa por parte del Estado.

Por su parte, los cuerpos oficiales, si en principio no se encuentran afectado por este contexto, sufren de otras dificultades complejas por su regulación, pues al ostentar la característica de servidores públicos están sometidos a cumplir con los principios y reglas del empleo público, la carrera administrativa y la gerencia pública que rige las entidades del Estado y esto implica que personal capacitado técnicamente para un servicios de condiciones especiales, que realiza actividades peligrosas estén sometidos a concursos convocados por la Comisión Nacional de Servicios Civil para cargos asistenciales, técnicos, profesionales y especializados, desconociendo la naturaleza de la carrera bomberíl.

En cuanto a su filosofía de prestar de manera voluntaria un servicio técnico y complejo, la convicción que gobierna su estabilidad, los ascensos, la calificación técnica y experiencia dado lo disímiles que son las ciudades en la gestión integral de estos servicios, sin considerarse, tampoco, lesiones o secuelas en la salud que presentan algunos bomberos al cumplir su labor por atender situaciones en las que interactúa la vida del bombero con tareas de alto riesgo.

Es imperativo valorar y atender de manera urgente la realidad administrativa de una función tan relevante para los diferentes sectores del país, dado que la mayoría de las instituciones bomberiles, inclusive para la adquisición de vehículos de emergencia, maquinaria y equipo, debido a su alto costo deben operar con donaciones de vehículos que ya han cumplido su ciclo de vida y llegan a Colombia en malas condiciones y, para el caso de los Bomberos Oficiales, surgen otras dificultades como la lentitud y la complejidad técnica que es propia de la contratación pública con los riesgos que ello implica.

Por estas y otras razones, se debe reglamentar la ley de Bomberos para hacer cumplir de manera imperativa la obligación de los municipios y departamentos para financiarlos; continuar con el recaudo de las sobretasas, pero, adicionalmente, se requiere generar otras fuentes de recaudo desde el Congreso de la Republica como el cobro por revisión técnica que realizan e identificar un línea de inversión de destinación específica por parte del Gobierno Nacional que impacte los presupuestos de las entidades territoriales. También, debe exigirse al Tesoro Nacional que el 2,5 % establecido para el fortalecimiento de bomberos recaudado por Facecolda sea invertido en su totalidad para ese fin. Incluir a los Bomberos por su actividad pública esencial en la reforma tributaria, beneficiaria de algunos ingresos, crear un código de incendio y seguridad humana, así como una escuela tecnológica bomberil.

Cada municipio debe tener un estándar de recursos humanos y técnicos de acuerdo con los habitantes, por esta razón, es necesario realizar una reestructuración; se debe establecer un régimen especial para carrera administrativa bomberil para los oficiales con categorías o ascensos. Si bien es cierto, que los cuerpos de bomberos deben ser incluidos en los instrumentos de planificación territorial, es importante trabajar en alertas preventivas y educativas para fortalecer el termino de reducción e importante señalar, que se requiere que los cuerpos de bomberos voluntarios cuenten con el respectivo control y seguimiento no solo técnico sino administrativo y financiero, dada su debilidad evidente vacío normativo que permite que se constituyan eventualmente actos de corrupción.

La capacitación es una dificultad para gran parte de los bomberos del país, y la actualización de conocimientos se da muchas veces de manera tardía o simplemente no llega, lo que determina dificultades en la aplicación de nuevas técnicas. Esto se debe a que en el país hay pocas instituciones que apliquen carreras técnicas especializadas, casi siempre los bomberos colombianos deben ir al exterior a especializarse.

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Redacción Minuto30

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