Últimamente, me ponga a pensar, que nos hace falta conocer más historia oral de lo que ha pasado en Colombia, que la muestra de la jurisdicción para la paz y la verdad. Son los testimonios que se han podido conocer, sin embargo, parece que están quedando en el olvido, otros testimonios, que son claves para la historia social. Muchos de esos testimonios están a una cuadra de tu casa, están en la parroquia del barrio o del parque principal de cualquiera de los municipios, están cerca a los cementerios. El panadero de la esquina tiene historias que narrar, el zapatero, el reciclador que pasa al lado del carro recolector de basura. El que reparte el correo y el instalador de internet que llega a barrios y comunas de diferentes ciudades.

Son historias que siguen vigentes en ese imaginario colectivo de la gente. Son historias que muchas veces se guardan en el silencio de una familia, de una casa de barrio, en un negocio de billar, la señora que vende la empanada en la puerta de su casa. Aquel señor que vende mecatos y cigarrillos al menudeo, ahí está una historia, un testimonio de ser sobreviviente. Algunos cuentan, se salvaron, dicen: “ese día no era para estar junto a San Pedro”, algunos no quisieron que se les grabara, atinaron a decir: “no guarde la voz, escriba, lo que voy a narrarle”.

Las grabaciones se transcribieron, siguiendo paso a paso el relato, las entrevistas no grabadas, muchas de ellas, se pudieron redactar dos o tres días después de visitar el afectado, el testimonio, la anécdota, algunos contaban con detalle, otros se les tenía que sacar las palabras con anzuelo y nailon de buen calibre. Hoy, muchas de esas historias orales, testimonios reales, son la mejor prueba de la descomposición que fue carcomiendo las propias estructuras morales del estado en su corrupción, no propiamente en sus justas medidas, frase célebre de un presidente.

Esos testimonios nos llevaron a preguntar por las transformaciones de los partidos políticos, a preguntar por lo que muchos dejan de cuestionar, por la manera en que se ha venido degradando, el comportamiento de la ética profesional, en muchas de las actuaciones de personajes, que algún día se consideraban líderes sociales. Otros testimonios, otras personas, que no tienen nada que ver con el conflicto armado legal e ilegal, testimonios de personas que vieron en segundos pasar su propia muerte. Historias orales que narran hechos y sucesos que nunca se publican en el periódico de ayer. Ahí está la esencia de un trabajo de investigar, consultar y preguntarle al afectado, buscando con ello, conectar bibliografía de periódicos y revistas que solo reposa en los estantes de las bibliotecas.

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Redacción Minuto30

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