Dos candidatos de derecha, un general en jeans que anticipó «mano dura» y un joven empresario que promete «pena de muerte», se encaminaron a la segunda vuelta en la elección en Guatemala, un país con millones de desnutridos y azotado por la violencia.

Otto Pérez, militar especializado en contrainsurgencia y fundador del Partido Patriota, sumaba 37% de los votos, mientras Manuel Baldizón, fundador del partido Libertad Democrática Renovada (Líder) acumulaba 23 puntos, escrutadas un 76% de las mesas.

Pérez reinvindicó haber obtenido «una ventaja histórica. Las diferencias entre el primero y segundo (en la primera vuelta) normalmente han sido cuatro puntos, seis puntos. Hoy tenemos una ventaja que es bastante mayor que eso», dijo.

Por su parte Baldizón, quien aventajaba por apenas 5 puntos al tercero, el científico matemático Eduardo Suger, fue prudente y aunque dijo tener informaciones que lo ubicaban en la segunda vuelta, prefirió esperar los últimos resultados.

Los guatemaltecos eligieron entre favoritos de derecha el relevo de Álvaro Colom, primer presidente socialdemócrata en medio siglo y que fracasó en resolver los problemas de hambruna, pobreza y homicidios a mansalva que azotan Guatemala.

El paso a segunda vuelta de dos candidatos que prometían una política de firmeza contra la criminalidad «era evidente porque la población esta muy angustiada», dijo a la AFP Manfredo Marroquín presidente de la organización no gubernamental Acción Ciudadana, capitulo local de Transparencia Internacional.

Guatemala soporta una tasa de homicidios que sextuplica la media mundial y con cerca de 50 asesinatos anuales por cada 100.000 habitantes supera los registros de zonas en guerra como Afganistán o Irak.

Gran parte de esa violencia es generada por los carteles de la droga que han tomado el control de sectores del país, que integra la llamada ruta centroamericana, por donde circula 90% de la cocaína consumida en Estados Unidos.

Los votantes, entre ellos 1,9 millones de analfabetos y varios millones de indígenas, tuvieron un abanico de 10 candidatos, pero uno solo de izquierda: la indígena y premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, que esta noche obtenía apenas 2,5% de los sufragios.

El duelo excluyente entre opciones de derecha fue resultado de la impugnación judicial de la candidatura oficialista de Sandra Torres, quien para burlar una norma que prohíbe a familiares del jefe de Estado bregar por la sucesión se había divorciado en abril del presidente Colom.

«Esperamos que el nuevo presidente tenga un buen espíritu y nos proporcione mejores tiempos», dijo a la AFP la indígena Lucrecia Tepet, de 60 años, que vive en la periferia del montañoso San Juan Sacatepéquez, a una treintena de km de la capital y que llegó al poblado al amanecer para ir a misa y luego votar.

«Estoy contenta de votar por mi país», se entusiasmó por su lado María Rosa Mancía, una madre soltera de 30 años, analfabeta, que fue la primera en sufragar en la mesa 3.174, donde estampó su huella digital a modo de firma.

«No puedo dejar de votar, es un deber por nuestro país», dijo a la AFP en una de las zonas acomodadas de la capital Juan Estrada, de 82 años, tez blanca y barba rala, llegado a votar en silla de ruedas.

Los guatemaltecos eligieron, además de presidente, 158 escaños del Congreso unicameral, 20 representantes al Parlamento Centroamericano y 333 alcaldes municipales.

GUATEMALA – AFP

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Redacción Minuto30

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