Sí existen en Colombia los congresistas preocupados por grandes temas. Y se pueden contar en los dedos de la mano: Jorge Enrique Robledo, Eugenio Prieto, John Sudarsky, Juan Mario Laserna, Miguel Gómez y Juan Carlos Vélez, quienes son ejemplo para ese desprestigiado cuerpo legislativo.

Espectro.

El debate al espectro electromagnético puso un punto muy alto en la labor independiente que contra los grupos económicos realizan ciertos congresistas. Los grandes temas mineros, como el planteado con “Cerro-Tramposo”, en donde el parlamentario David Bargüil denunció el “regalo” del aeropuerto privado “El Pindo”, en Montelíbano, en las minas de ferro-níquel, que ha sido aprovechado exclusivamente por esa multinacional; episodio parecido al debate de las comunicaciones, en donde también por medio de un “mico” se les entrega a los empresarios un bien de propiedad del Estado.

Historia.

Lo anterior nos retrotrae a los grandes debates políticos como el de Fadul y Peñalosa, cuando el país estuvo en vilo ante las denuncias hechas por el senador José Ignacio Vives, quien con sabrosa oratoria salpicada de vallenatos de Rafael Escalona como “La custodia de Badillo”, concentraron su atención en el Palacio de San Carlos, donde el presidente Lleras seguía el debate por radio y, en el momento de más alto voltaje, quiso trasladarse al Congreso, revólver en mano, para hacerle frente a las acusaciones del congresista samario.

Justicia.

El 16 de noviembre de 1976, el parlamentario neirano Jesús Jiménez Gómez promovió en la Cámara un gran debate a la justicia, denunciando el tráfico de influencias que existía desde entonces con los políticos de turno y las sentencias que se proferían. Jiménez provocó la renuncia del entonces ministro Víctor Renán Barco, quien apenas llevaba 19 días en el cargo. Otro ministro que se cayó fue José Manuel Arias Carrizosa, “El Manco de Charalá”, apodado así porque le juró a sus paisanos que antes que votar por Turbay, se cortaría una mano; votó por el hombre del corbatín y jamás sufrió amputación alguna. Tabanazo. Otro debate que hizo historia fue el de “La Libertad”, promovido a través de uno de sus famosos “Tábanos”, titulado “La enjalma”, por la fogosa senadora Bertha Hernández de Ospina Pérez, a propósito de la construcción de una carretera en los Llanos que beneficiaba a uno de los hijos del entonces presidente Alfonso López Michelsen, quien estuvo a punto de renunciar por el ruidoso escándalo.

“Tragacol”.

También resultó memorable el debate sobre Dragacol que dio hasta para la publicación de un libro, patrocinado por el contralor Carlos Ossa Escobar, escrito por la periodista Gloria Congote y que, por lo visto, no ha llegado a su fin.

Oradores.

Ojalá volvieran aquellas épocas cuando no le cabía un tinto a las barras del recinto del Senado y el país se paralizaba siguiendo por radio los debates de gran estatura de líderes de la talla de Laureano Gómez, Jorge Eliécer Gaitán, Alfonso López Pumarejo, Gilberto Alzate Avendaño, Silvio Villegas, Fernando Londoño y los primos Alberto y Carlos Lleras.

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Redacción Minuto30

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