Estoy convencido de que debemos avanzar hacia una reforma política que impulse la participación ciudadana, el fortalecimiento de los partidos, los controles a las fuentes de financiación de las campañas electorales, y salvaguarde, sin ninguna excepción, los mecanismos de rendición de cuentas; es decir, una reforma para que la ciudadanía se interese y participe activamente en la política, no una reforma diseñada a la medida de los políticos tradicionales, la politiquería o la corrupción.

El reciente hundimiento en el Congreso de la República del proyecto de reforma política que venía impulsando el Gobierno Nacional nos debe llevar a plantear una reflexión sobre la importancia de diseñar una reforma que responda a un gran Acuerdo Nacional como resultado de un amplio consenso social y ciudadano, solo así será posible avanzar hacia una reforma que transforme el sistema electoral y las prácticas políticas.

De ahí que considere que la propuesta de reforma política haya perdido el norte cuando se desconectó de las verdaderas preocupaciones de la ciudadanía, que demanda; en mayor medida, acabar con la corrupción y fortalecer los espacios de participación. No tenía sentido seguir adelante con una reforma que se llenó de “micos” indefendibles y de artículos que en poco o nada favorecían a la democracia. Como bien lo expresó el presidente Gustavo Petro: “En la reforma ya no quedaba nada progresista”.

Y es precisamente que como progresista y socialdemócrata, acompaño el llamado a un gran Acuerdo Nacional para diseñar una nueva reforma política, en un consenso histórico que recoja e integre el anhelo de cambio de la gran mayoría de colombianos, para así lograr que se fortalezca la democracia, se institucionalicen los partidos, los jóvenes se sientan convocados para asumir las riendas de sus territorios, y las mujeres cuenten con garantías reales de participación e incidencia.

Bajo ninguna circunstancia se podía apoyar una propuesta de reforma política que, con ciertos artículos positivos y excepcionales, solo entregaba un patente de corso para promover el transfuguismo; la reelección casi inmediata de los actuales congresistas en las elecciones nacionales de 2026; la erosión de la división de poderes con congresistas que podían saltar del Capitolio directamente a la Casa de Nariño a su antojo; además, sin claridad con los mecanismos internos de selección para la conformación de listas cerradas.

Ahora bien, no podemos permitir que eso ocurra nuevamente y desde ya mismo debemos avanzar en concretar ese gran Acuerdo Nacional propuesto desde el gobierno. El mandato de cambio también exige alcanzar una verdadera reforma política que se sintonice con las inquietudes de la gente, escuche las propuestas de los liderazgos regionales, cumpla con el punto sobre apertura democrática del Acuerdo de Paz y transforme el sistema político.
Y claro que todavía estamos a tiempo para lograrlo. Entonces, ¿para cuándo iniciamos con ese gran Acuerdo Nacional?

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio