El 20 de mayo murió Gonzalo Herranz en Pamplona, capital de la Provincia de Navarra, en España, a los 90 años. Probablemente este médico Patólogo ha sido uno de los más sabios en Ética, especialmente de la investigación científica, en Deontología médica y Bioética.

Nació en O Porriño, pueblo que se remonta en su origen a la edad de bronce (s. VIII a.C.), del área metropolitana de Vigo, ciudad con playas en el Atlántico, perteneciente a la provincia de Pontevedra, en la Comunidad Autónoma de Galicia, al noroccidente de España y norte de Portugal.

Gonzalo Herranz Estudió Medicina en las universidades de Santiago de Compostela y Barcelona, y su posgrado en las de Barcelona, Tubinga y Boon. Desde 1970, fue Catedrático de Histología y Anatomía Patológica. Fue profesor en las universidades de Oviedo y Navarra en la que también prestó servicios como Decano de Medicina, Vicerrector y Profesor Ordinario y Emérito de Ética Médica, y dirigió el Departamento de Humanidades Biomédicas.

En 1984 y durante 11 años, fue Presidente de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial de España, en la que perteneció al grupo directivo hasta su muerte.

Fue Vicepresidente de la Comisión de Ética del Comité Permanente de los Médicos de la Comunidad Europea, y de la Federación Mundial de Médicos que respetan la vida humana.

Desde 1989 hasta que murió, trabajó como Consultor de la Congregación Vaticana para la Educación Católica. Fue Miembro del Consejo Directivo de la Academia Pontificia para la Vida y del Comité Internacional de Bioética, de la UNESCO.

Recibió múltiples reconocimientos a su trabajo, como el Premio Médico Humanista del Año (España, 1995).
Fue Experto en cuatro ocasiones ante el Parlamento Europeo (Bruselas y Estrasburgo), la Comisión de la Comunidad Europea (Programa AIM) y fue Miembro del Grupo de Trabajo que redactó los Principios de Ética Médica Europea de la Conferencia Internacional de Órdenes Médicas (1986-1987).

Hizo una trascendente labor deontológica, en su trabajo como Presidente de la Comisión de redacción del Código de Ética y Deontología Médica de España, sobre el que escribió un libro, y fue Experto ante el Congreso de los Diputados de España.

Es autor de cientos de textos pero tal vez su obra maestra sea el “El embrión ficticio. Historia de un mito biológico”, de Editorial Palabra, publicado en 2013, que reporta detalladamente su trayecto investigativo de 6 años, hasta dejar al descubierto, con la evidencia científica asequible hasta 2011, varias falacias relacionadas con la conformación de los gemelos y propuso una nueva teoría que la explique, según los avances de la genética, la Biología Molecular, la Biología del Desarrollo y la Embriología.

Puede conocerse parte del libro buscando el título en Google libros y tiene varios artículos en revistas científicas sobre el tema, en el que no ha sido refutado con evidencia científica. Cambridge le publicó The timing of monozygotic twinning: A criticism of the common model (El momento de la gemelación monocigótica: Una crítica al modelo común), en https://www.issues4life.org/pdfs/timingoftwinningpublishedinzygote.pdf

También hay síntesis de estos hallazgos, que Herranz presentó, por ejemplo, con el título La Biología de la Bioética: usos y abusos de los datos científicos en una ceremonia de grado de Maestría en Bioética, asequible en YouTube https://www.youtube.com/results?search_query=La+Biolog%C3%ADa+e+la+Bio%C3%A9tica+Gonzalo+Herranz Cuando nos dio clases en la primera promoción de la Especialización en Bioética, en la Facultad de Medicina de la Universidad de La Sabana, igual que en varias ocasiones en que coincidimos en eventos de Bioética en España, siempre evidencié en él su profesionalidad, alegría y profundo respeto a todos, también cuando, con la contundencia propia de quien lo ha estudiado a fondo, a la vez que delicadamente, decía con fortaleza y claridad lo que, con toda honestidad, había concluido que era lo coincidente con los seres y los hechos.

Era una persona que sabía de ciencia, Ética, Deontología y Bioética, como lo evidencian sus muchos productos intelectuales, por su riquísima cultura pero, sobre todo, por coherencia y, aún más, por lo que solo el cariño permite ver con claridad, aceptar sin condiciones y compartir oportuna y generosamente, con un respeto entero a los demás, en su integridad y libertad.

Recordaré siempre con gratitud al Dr. Gonzalo Herranz, uno de mis mejores maestros.

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Redacción Minuto30

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