Con el colombiano Edgar Rentería levantando en alto el trofeo de campeón de la Serie Mundial de béisbol, los Gigantes de San Francisco desfilaron este miércoles por las calles de la ciudad ante más de 200.000 fanáticos vestidos de naranja y negro, los colores del club.

Justin Sullivan/Getty Images/AFP

Con calles abarrotadas de un público variopinto, banderines del equipo colgados de los balcones, música mezclada de ritmos americanos y latinos, la ciudad festejó la primera parada beisbolera de su historia, desde que los Gigantes se mudaron de Nueva York a San Francisco.

Al frente de la nutrida caravana marchó Rentería, elegido Jugador Más Valioso (MVP en inglés) de la Serie Mundial tras conectar un jonrón de tres carreras que le dio a los Gigantes la victoria en el quinto y decisivo partido de la serie ante los Rangers de Texas.

«Cuando ganamos el campeonato dije que eso era lo más grande que me había sucedido en mi carrera, pero este recibimiento es aún mejor. La gente está contenta con su primer título», dijo Rentería a la prensa cuando la caravana arribó al City Hall, sede de gobierno de la ciudad.

En ese lugar el alcalde Gavin Newsom entregó a los Gigantes las llaves de la ciudad, y felicitó a los jugadores y dirigentes del equipo.

«San Francisco no podría estar más orgulloso de sus Gigantes», dijo Newsom.

«Felicitaciones a todos los jugadores y para toda la organización de los Gigantes. Se han ganado este campeonato del mundo histórico a través de su talento, determinación y trabajo en equipo, desafiando los pronósticos y entusiasmando a toda la ciudad a lo largo de esta temporada notable», destacó el alcalde de la llamada ‘Puerta del Oro’.

Entre los que desfilaron en la caravana también estuvieron dos leyendas locales del béisbol como Willie Mays y Willie McCovey, miembros del primer equipo que debutó en la ciudad en 1958.

Entre los jugadores, que pasearon sobre un autocar de dos pisos, típico de esta ciudad, estuvieron otros latinoamericanos de notables desempeños como el dominicano Juan Uribe y el venezolano Pablo Sandoval, además del pitcher estrella Tim Lincecum, ganador de dos partidos en la serie.

«Sé que un montón de gente estaba esperando esto por largo tiempo. Es un sueño hecho realidad, y nunca pensé que podría pasarme», confesó Lincecum, dos veces ganador del premio Cy Young Award en la Liga Nacional.

Desde que se mudaron a la bahía californiana, los Gigantes habían llegado al Clásico de Otoño en 1962, 1989 y 2002, y en las tres ocasiones fueron vencidos por Yankees, Atléticos y Angelinos, respectivamente.

Camino al título, y pese a la etiqueta de ser los más débiles en los pronósticos, los Gigantes eliminaron a Atlanta en primera ronda de los playoffs, y a los poderosos Filis de Filadelfia en el campeonato liguero.

Rentería, de 34 años, fue la chispa inspiradora del equipo, y definió con su jonrón el juego decisivo.

Algo parecido hizo en 1997, cuando con un sencillo remolcó la carrera que le dio el triunfo a los Marlins de la Florida ante Indios de Cleveland, y el primer pergamino de Serie Mundial para los miamenses. Sólo que el anillo de campeón de esta temporada dice disfrutarlo.

«Este 2010 fue el año más difícil de mi carrera, por eso valoro mucho este anillo de campeón», reconoció Rentería, quien apenas jugó 72 partidos debido a dolencias en la ingle, biceps y codo.

El colombiano arrancó en el banco durante los primeros cinco juegos de la postemporada, pero cuando le dieron una oportunidad en la serie contra Filis se ganó la titularidad como campo corto.

«Puedo dar fé que Edgar ansiaba mucho esto. Cuando le di la titularidad me lo agradeció y dijo: ‘quiero ganar otra Serie Mundial'», recordó su manager Bruce Bochy.

SAN FRANCISCO, 3 noviembre 2010 (AFP)

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Redacción Minuto30

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