Este mes ha sido de suma importancia para Medellín, actividades que fueron aplazadas por el tema de la pandemia han regresado a sus escenarios icónicos; son muchos sectores que se han visto afectados a nivel nacional y local, pero Medellín lleva la delantera con dos sectores fundamentales para una reactivación económica que crean una dinámica que, a todas voces los medellinenses estaban pidiendo.

Con el regreso del fútbol y los hinchas al Atanasio Girardot, lentamente la normalidad va regresando al fútbol colombiano, pues desde el comienzo del campeonato ya se han visto algunos partidos que han tenido aforo de público; para esta segunda jornada también será permitido el ingreso de hinchas que acompañarán a sus equipos y jugadores favoritos, por lo que Atlético Nacional este sábado se enfrentó al Deportes Tolima y con ello trajo alegría al estadio, sus hinchas y todos sus fanáticos, especialmente a los jugadores que dependen de sus hinchas.

“Para Atlético Nacional es motivo de orgullo y de mucha alegría anunciar que nuestra hinchada podrá ingresar al estadio Atanasio Girardot a partir de este sábado 24 de julio, cuando oficiemos como locales por la segunda fecha de la Liga BetPlay Dimayor frente al Deportes Tolima”, confirmó el club en un comunicado.

Asimismo el club añadió: “Agradecemos la gestión realizada por el señor alcalde de Medellín Daniel Quintero y su equipo de colaboradores, el personal del Equipo del Pueblo S. A., los representantes de las barras organizadas de ambos equipos –muy especialmente a los dirigentes de Los del Sur y de La Resistencia Norte–, así como a nuestro personal administrativo y logística, quienes trabajaron muy duro para lograr el retorno del elemento más importante en la fiesta del fútbol: nuestros hinchas”.

Por otro lado y después de siete años desde la última vez que sobre la tarima del Teatro Carlos Vieco se paró un artista -llamado también el templo del rock antioqueño- el pasado viernes 23 de julio, reabrió de nuevo sus puertas con un concierto de reinauguración que inició a las 8 de la noche. Este teatro se inauguró en 1984 y su nombre hace referencia a Carlos Vieco, uno de los compositores y artistas más representativos de la música andina en 1820; desde su creación, este espacio ha acogido a algunas de las bandas de rock más representativas de la ciudad.

Con una inversión de $9.765 millones y una intervención de dos mil metros cuadrados, la Administración Municipal rescata este espacio para la música y la cultura de la ciudad, en un sitio que tendrá entre otras características una mejor calidad de sonido, ya que con la geometría y el diseño del escenario se logrará un mejor rendimiento, triplicando la eficiencia acústica del teatro.

Con la reapertura del teatro, que pasará a ser parte de la Red de Casas de la Cultura, se espera que muchos eventos de ciudad –como el Festival Internacional de Poesía, los festivales de música parrandera y las jornadas eliminatorias del Festival Altavoz– que con su cierre se vieron desplazados, comiencen a retornar a su escenario habitual y se logre alcanzar una programación constante en dicho espacio, ojalá semanal.

El pasar de los minutos trajo de vuelta los viejos hábitos asociados con los momentos previos a un toque en el Carlos Vieco, y que comenzaron a aflorar entre los congregados que poco a poco iban creciendo en número mientras se les permitía ingresar al teatro al aire libre, cerca de las 6:30 p.m. comenzó el ingreso al público, las gradas se fueron llenando rápidamente con la capacidad del aforo permitido de 2.500 personas.

Con la participación de algunos miembros de la filarmónica de Medellín Filarmed, se abrió oficialmente el concierto con la canción A forgotten Cemetery, de la banda Witchtrap. La emoción se desató entre los asistentes, las vibraciones serpentearon por el suelo y llegaron hasta el rincón más recóndito del Carlos Vieco. El teatro le gritaba a Medellín su triunfal vuelta a la vida.

Durante el concierto también se escucharon temas como Brutales masacres de la banda Masacre, Escudo y Espada de la agrupación Kraken y por último se cerró con Funeral del norte del grupo Reencarnación.

Y así, a través de rasgueos de guitarras eléctricas, voces guturales, golpes de batería, notas de bajo, de violín, de teclados, la ovación del público –y con las luces de la luna llena y la ciudad de fondo– el Carlos Vieco anunciaba que después de siete años volvía a la vida con su grandeza y magia intacta.

Podrá decir la oposición, los de la revocatoria y detractores del alcalde Quintero, que Medellín va por mal camino, pero los hechos hablan por sí solos, la ciudad continúa mejorando y sus habitantes están disfrutando de todo lo que hace la Alcaldía por ella.

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Redacción Minuto30

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