La juventud colombiana es, hoy día, la segunda fuerza electoral de Colombia. Unida, puede generar el cambio que todos queremos y resarcir los errores de sus mayores.

En 2018 la campaña #RutaDeLaAbstencion motivó a la juventud colombiana a participar en las elecciones de ese año. Millones de jóvenes salieron a las calles y los nativos digitales, la Generación Z, los centennials, hicieron sentir su voz en las urnas.

Hoy, en medio de una convulsión social sin precedentes, la juventud de aleja de las formas tradicionales de hacer política, generando nuevas formas de participación.

Jóvenes de todas las regiones del país se conocen, se reconocen y coinciden en temas fundamentales: desempleo, pobreza, corrupción, atención en salud, inseguridad. Encuentran que es más lo que les une que lo que los divide y creen que una sociedad más justa y equitativa sí es posible.

En Colombia, la lucha contra la pobreza avanza gracias a la cohesión social y el diálogo popular. En Medellín, la inequidad se ha reducido redistribuyendo recursos para generar oportunidades en empleo y educación. Esto ha sido posible gracias a la participación juvenil.

El pulso en 2022 no será entre izquierda y derecha sino entre una generación que va de salida y una que tiene la oportunidad de demostrar que pueden hacer las cosas mejor que sus antecesoras.

Mi tocayo Albert Camus decía que cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. Hoy hago mías sus palabras: la tarea, jóvenes, es impedir que el mundo se deshaga.

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Redacción Minuto30

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