El papa Francisco con un grupo de monjas, hoy día 15 durante su visita a Kazajistán. EFE/EPA/VATICAN MEDIA

Nursultán, 15 sep (EFE).- El papa Francisco advirtió hoy del nefasto «efecto dominó» que pueden desencadenar las guerras y pidió a los líderes mundiales que se comprometan «en favor de la paz y no de las armas», en su último discurso en Kazajistán para la clausura del VI Congreso de Líderes de Religiones Mundiales y Tradicionales.

El papa leyó su discurso tras la aprobación de la Declaración Final de este congreso firmada por él y por la mayoría de los 80 representantes de las delegaciones presentes, procedentes de 50 países, en el congreso interreligioso que se celebra en Nursultán cada tres años. Pero no se ha informado de quienes no firmaron.

El papa habló de nuevo de la «locura insensata de la guerra», aunque sin citar el conflicto en Ucrania provocado por la invasión rusa, y recordó que este congreso surgió tras los ataques del 11S en Estados Unidos en 2001, «ante el clima incendiario que la violencia terrorista quería provocar y que amenazaba con hacer de las religiones un factor de conflicto».

E hizo notar que «el terrorismo de matriz pseudorreligiosa, el extremismo, el radicalismo, el nacionalismo alimentado de sacralidad, fomentan todavía hoy temores y preocupaciones en relación a la religión».

LAS RELIGIONES DEBEN CONDENAR LA GUERRA SIN CONDICIONES NI PEROS

El pontífice argentino explicó que en el Documento Final «se afirma que el extremismo, el radicalismo, el terrorismo y cualquier otra incitación al odio, a la hostilidad, a la violencia y a la guerra (…) no tienen relación alguna con el auténtico espíritu religioso y han de ser rechazados con la más resuelta determinación y han de ser condenados, sin condiciones y sin peros».

Entre las delegaciones se encuentra la que representa a la Iglesia ortodoxa rusa cuyo patriarca, Cirilo, que finalmente decidió no asistir al congreso, ha apoyado y justificado en varias ocasiones la invasión de Ucrania.

Además el papa advirtió de que «la paz es urgente» porque «cualquier conflicto militar o foco de tensión y de enfrentamiento hoy no puede más que tener un nefasto efecto dominó y compromete seriamente el sistema de relaciones internacionales».

Según Francisco, la paz «no es la mera ausencia de la guerra, ni se reduce al solo equilibrio de las fuerzas adversarias, ni surge de una hegemonía despótica, sino que con toda exactitud y propiedad se llama obra de la justicia».

Y por ello son los líderes religiosos los que deben estar en «primera línea para irradiar una convivencia pacífica».

El papa Francisco asiste a un encuentro con representantes del clero y feligreses en la Catedral de Nuestra Señora del Perpetuo Socorro, en Nursultán, Kazajistán. EFE/EPA/ALESSANDRO DI MEO

«La Declaración exhorta a los líderes mundiales a detener los conflictos y el derramamiento de sangre en todo lugar, y a abandonar retóricas agresivas y destructivas», dijo, antes de añadir: «Les rogamos, en nombre de Dios y por el bien de la humanidad: ¡comprométanse en favor de la paz, no en favor de las armas! Sólo sirviendo a la paz, el nombre de ustedes será grande en la historia»,.

LAS CRITICAS DEL OBISPO SCHNEIDER

Aunque para muchos este congreso es ejemplo de diálogo y colaboración entre las religiones, el obispo auxiliar de Nursultán, el Athanasius Schneider, uno de los más críticos con el papa Francisco, criticó su participación en este evento.

Aunque agradeció la visita del pontífice, consideró que el congreso al que a asistido Francisco es como «un supermercado de religiones que corre el riesgo de relegar la importancia de la Iglesia Católica como la única religión verdadera», en declaraciones a los medios que viajan con el papa.

Mientras que el papa señaló que el texto aprobado, que formará parte de los documentos de Naciones Unidas, se insta a que «el respeto mutuo y la comprensión deben ser considerados esenciales e imprescindibles en la enseñanza religiosa».

«Por eso, quien desee expresar de manera legítima su propio credo, que sea amparado siempre y en todo lugar. ¡Cuántas personas, en cambio, aún hoy son perseguidas y discriminadas por su fe!», lamentó.

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El papa Francisco en la catedral del Perpetuo Socorro de Nursultán. EFE/EPA/ALESSANDRO DI MEO

Entre las peticiones de los líderes religiosos también se incluyó, adelantó el papa, instar «con firmeza a los gobiernos y a las organizaciones internacionales competentes que apoyen a los grupos religiosos y a las comunidades étnicas que han sufrido violaciones a sus derechos humanos y a sus libertades fundamentales, y violencia por parte de extremistas y terroristas, también como consecuencia de guerras y conflictos militares».

MÁS MUJERES EN PUESTOS DE RESPONSABILIDAD

Entre la peticiones del Documento Final y de las que el papa se hizo eco estaba la de una mayor participación de la mujer en los puestos de mayor responsabilidad.

Aunque en el congreso hubo un número muy bajo de representación femenina y de los 81 líderes que se sentaron en la mesa redonda sólo había ocho mujeres.

«Hay que implicar mayormente a la mujer. Porque la mujer cuida y da vida al mundo, es camino hacia la paz. Por eso apoyamos la necesidad de proteger su dignidad, y de mejorar su estatus social como miembro de la familia y de la sociedad con los mismos derechos», dijo el papa citando un punto del Documento.

«También a las mujeres se les han de confiar roles y responsabilidades mayores. ¡Cuántas opciones que conllevan muerte se evitarían, si las mujeres estuvieran en el centro de las decisiones! Comprometámonos para que sean más respetadas, reconocidas e incluidas», agregó.

Cristina Cabrejas

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