El australiano Jack Chapman, de 28 años, se inyectó gran cantidad de silicona en sus genitales con el propósito de aumentarles el tamaño significativamente, la sustancia ingresó al torrente sanguíneo y murió en Seattle, Estados Unidos.
Medios norteamericanos, informan que la causa de la muerte de Chapman fue identificada como «síndrome de inyección de silicona», la cual le produjo problemas pulmonares y otros síntomas que acabaron con su vida.
«Tank Hafertepen», como llamaban a Jack, publicaba fotos propias, aparentemente, muy orgulloso de la hinchazón anormal, al parecer pertenecía a un grupo en el que estaban acostumbrados a estas peligrosas prácticas.