El reto de fortalecer los medios alternativos, independientes, ciudadanos y populares

Colombia es un país con grandes retos en materia informativa, actualmente en algunas ciudades no capitales hay un gran silencio informativo: hay 188 municipios en silencio y 85 con escasa información local y si a ello le sumamos las condiciones de inequidad de algunos territorios el reto es aún mayor.

La información es el cuarto poder, controlarlo se convierte en una necesidad para las grandes elites que necesitan que la gente sepa lo que ellos tienen para decir y como a ellos les interesa contarlo. Así lo han entendido a lo largo de los años en nuestro país y en consecuencia han construido una especie de estructura en la que los mismos, por años, han controlado el gobierno, la prensa y la banca.

En Colombia, existen sólo 8 grupos empresariales propietarios de medios de comunicación, que concentran cerca del 80% de la audiencia de la radio, la prensa escrita y la televisión. Dos de ellos, la Organización Ardila Lule y el Grupo Santo Domingo concentran el manejo de cerca del 50%. En ese sentido, poder brindar herramientas que permitan contar los hechos desde diferentes enfoques será la manera de que ese control deje de estar en manos de unos pocos y la ciudadanía tenga la forma de contrastar la información.

Y en ese sentido es que se hace imperante fortalecer los medios alternativos, independientes, ciudadanos y populares, pero ello pasa tanto por recursos como por herramientas que les permita ser competitivos y rentables. Sin embargo, un principio y una necesidad es poder equilibrar la cancha en varios aspectos como conectividad, espacios y frecuencias.

Actualmente, las radios comunitarias sobreviven a pesar de que, por ejemplo, las emisoras del Ejército llegan a tener hasta 15 kW (kilovatio) de potencia (ninguna tiene menos de 1 kW), mientras que las comunitarias tienen una potencia restringida en la mayoría de casos a 0.25kW. Esto ilustra la disparidad en las condiciones que afecta a la radio comunitaria. O, por ejemplo, la televisión comunitaria tiene una restricción de solo poder brindar el servicio a un máximo de 6.000 asociados.

Es por ello que, el gran reto y el trabajo que se debe hacer es una gran apuesta para que los medios alternativos tengan las herramientas necesarias y las garantías para la realización de su ejercicio profesional y que desde los territorios se pueda hacer una gran apuesta por la comunicación pública y popular. Cuenten con mi respaldo y constancia para hacerlo realidad.

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