El centro es el lugar mas codiciado en la política, sobre todo porque permite una acción política aparentemente desideologizada, sobre todo en un contexto en el que por la vía del temor a los conflictos se considera que la polarización es un resultado indeseable de la acción política. Desde el centro se expresa una especie de “no lugar” desde donde puede decirse cualquier cosa, sin necesidad de coherencia ideológica, porque busca “no polarizar”.

La denominación de centro político proviene la división cardinal entre política de izquierda y derecha, pues, aunque en diferentes momentos de la historia izquierda y derecha pueden haber representado visiones del mundo diferentes entre sí y a su interior, el centro, como expresión retorica siempre ha estado en una distancia optima equidistante entre las dos decisiones.

Esa ubicación estratégica en un no lugar se expresa con facilidad retorica en campaña, sobre todo cuando se promueve el rechazo a cualquier posición que se llame extrema, pero vale la pena preguntarse por las posturas de centro en momentos neurálgicos de las decisiones políticas ¿Qué diría un “centrista” en la discusión del siglo XIX sobre la esclavitud? Seguro lo que dijeron en su momento los oportunistas, que es mala pero que solo habrá libertad para los hijos de los esclavos y después de su “formación” que duraba 25 años, dirían con la retorica de hoy que hay denostar los extremos y que conviene una transición. Ser de centro es identificar los problemas de la sociedad y hacer lo contrario a solucionarlos.

Ahora, con esta definición no hago un llamado al dogmatismo, por el contrario, una democracia es viable solo por la vía de la moderación, pues solo con moderación es posible avanzar en soluciones complejas a los problemas y, sobre todo, hacer acuerdos con otros actores políticos, claro está, el acuerdo solo es posible y necesario con el que piensa diferente. Tampoco se pretende una ubicación en un extremo del punto cardinal, por lo general como sujetos políticos somos diversos y tenemos visiones moderadamente a la derecha o a la izquierda. El centro, que no es una caricatura es una postura moderada, pues no hay políticas en que de lo mismo una cosa que la otra, ese el centrismo caricaturesco al que refiero.

Lo realmente molesto es que en nuestro contexto los que caricaturizan el centro son oportunistas, sin ninguna convicción profunda aparente que además construyen un perfil político de denuncia a todas las practicas que ellos mismos hacen o harían pero en los otros. Como dice Estanislao Zuleta sin “reciprocidad lógica” juzgando a los demás por sus resultados y a sí mismos y a sus amigos por sus intenciones.

Un concejal de la ciudad que con el mismo ímpetu con el que se apropió con intenciones electorales del dolor de las juventudes después de perder el plebiscito, acordó directamente con el artífice más importante de los destructores de la paz y le dijo a su electorado vía comunicado que la decisión “no fue ideológica”, leí el comunicado con sorpresa pues no se si proviene de un problema de formación política o de un oportunismo, es posible que por su perfil político sea exactamente el centro de las dos, es decir, una buena y equivalente combinación de oportunismo e ingenuidad.

De cualquier forma empaña mucho el debate que quien diga que acordar es malo acuerde con sus contrarios, como se debe en política, pero diga que la decisión es no ideológica, porque le da miedo decir que es un actor política actuando en una arena política. El falso dilema común entre la práctica y la ideología que desinforma y permite tonterías como la caricatura del centro como lugar, es decir, los que militan en que les de lo mismo una cosa que la otra.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio