Hector Abad
El escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, en una fotografía de archivo. EFE/Paco Campos

Bogotá, 8 sep (EFE).- Cecilia Faciolince de Abad, madre del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince, autor de «El olvido que seremos», cuya adaptación al cine fue reconocida con el Goya a mejor película iberoamericana, falleció a los 95 años, según confirmaron este miércoles fuentes cercanas a su familia.

Faciolince de Abad, viuda del médico, profesor universitario y defensor de derechos humanos Héctor Abad Gómez, asesinado en 1987 en Medellín, fue una escritora, académica y dueña de una agencia inmobiliaria.

«Murió Cecilia Faciolince de Abad, una mujer inteligente, amorosa y la más bella rosa del maestro Héctor Abad Gómez. Todo mi respeto, solidaridad y agradecimiento con su familia por tanta vida. Nos dejan un legado de dignidad, valentía y humanismo», informó hoy el fotógrafo Jesús Abad Colorado.

«El olvido que seremos», una historia íntima sobre la relación entre un padre y un hijo -y el resto de la familia-, retrata también la violencia en Colombia, las vivencias de millones de personas que han perdido familiares, amigos y conocidos por el narcotráfico y un conflicto armado que persiste.

Cecilia Faciolince fue interpretada en la película por la actriz Patricia Tamayo, quien la describió como una mujer «berraca» que como «tantas mujeres en mi país y en todas partes tiene ese coraje y la capacidad de ver más allá ese bien superior que las sobrepasa».

UNA TRABAJADORA ABNEGADA

Tuvo seis hijos con Héctor Abad Gómez, asesinado el 25 de agosto de 1987 por sicarios en un Medellín dominado por la violencia y el narcotráfico, y en 2008 publicó «Recetas de mis amigas», un libro culinario con 675 recetas que recopiló durante toda su vida.

«Mi papá y mi mamá eran contradictorios en sus creencias y en sus comportamientos, pero complementarios y de un trato muy amoroso en la vida diaria», escribió Héctor Abad hijo en «El olvido que seremos» sobre la relación de sus padres, marcada siempre por «un contraste tan neto de actitud, de carácter y de formación».

Esas contradicciones, sin embargo, nunca parecieron alejarlos, sino atraerlos el uno al otro, «tal vez porque compartían de todas maneras un núcleo de ética humana en el que estaban identificados».

Cecilia Faciolince, como recordó su hijo en uno de los escritos más dolorosos y emotivos de la literatura colombiana, trabajaba para que Adab Gómez no se tuviera que preocupar por hacer dinero y para que pudiera mantener su independencia mental en la Universidad de Antioquia, en la que trabajaba, y así «no pudieran callarlo, como es tan común aquí (en Colombia), con la amenaza y la presión del hambre.

«Más que para conseguir cosas, el trabajo de mi mamá estaba dedicado a que mi papá pudiera hacer su vida sin tenerse que preocupar por llevar el sustento a la casa», escribió.

«LA PERSONA MÁS REALISTA»

Abad Faciolince también retrató a su mamá como «la persona más realista» que había conocido «y con los pies mejor plantados en la tierra».

Era ella quien «llevaba con mano firme y segura la economía familiar», una feminista «ante litteram» que construyó, a partir de su pequeña oficina, «a base de una austeridad y laboriosidad permanentes, una mediana empresa de administración de condominios, con cientos de edificios a su cargo y miles de empleados contratados y pagados por ella».

«Estoy convencido de que mi papá, en parte, pudo dedicarse a sus arrebatos de idealismo, a sus impulsos de asistencia y trabajo político y social, porque los problemas diarios de la casa ya estaban resueltos gracias al sentido práctico de mi mamá», escribió Abad Faciolince.

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Redacción Minuto30

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