Se entiende que en el Siglo XXI también hay cambios sustanciales. Muchos derivados de los avances tecnológicos, científicos, pero más aún, humanológicos.

La tradicional época de Semana Santa se ha quedado estancada y provoca mínimos efectos en el entorno social que indiquen que aporta al crecimiento humano como tanto se creía en el Siglo XX.

Es indudable que su concepción, celebración y apuesta debe cambiar. Se deben replantear muchos aspectos y creencias para que contribuya a una visión distinta y creativa del mundo.

Fanatismo y alienación

En pleno tercer milenio, es perentorio que haya un cambio en la manera de entender y concebir la religión. Debe quitársele lo mágico, lo demasiado misterioso, milagroso y sobre todo el fanatismo. Es necesario ser más pragmáticos, más humanos y menos obsesionados. La espiritualidad debe servir para el reconocimiento propio y no para la alienación. En este punto tantas sectas basadas en postulados supuestamente religiosos, hacen daño, despersonalizan y manipulan. Esto si ya es un problema serio. La reflexión de Semana Santa debería aterrizarnos especialmente en nuestra propia realidad. Menos mercaderes y pastores postizos y más guías espirituales de corazón.

La flagelación es ‘pecado’ y atentado a la salud

Uno de los pilares de esta celebración religiosa ha sido promover penitencias, sacrificios corporales, flagelación física, etc. Esto no tiene ninguna lógica cuando la vida tiene alto valor y la salud es un bien muy preciado. El gran Dios o el Supremo Arquitecto, jamás van a requerir de estos daños u ofrendas donde se pone el riesgo la salud de las personas. Ello no tiene ninguna lógica. De allí que esa es una de las principales concepciones y comportamientos a erradicar. Caminando de rodillas, descalzo, cargando pesadas andas, sometiéndose a situaciones de dureza física, etc., nadie va a ‘lavar’ pecados. No pasa nada con ello y todo el mundo debe saberlo. Tampoco llegar al otro extremo de tener un comportamiento profano. La sensatez y sobriedad deben imponerse.

Melancolía musical

Tradicionalmente en la Semana Santa se promueven melodías musicales que rayan en lo fúnebre, melancólico y deprimente. A la gente se la transporta a sus amarguras, pecados y tristezas. Hoy estamos en tiempos de crisis sanitaria, que ha agravado la incidencia de las enfermedades mentales como la depresión, la ansiedad, el insomnio, las fobias, crecen a pasos agigantados. La música lúgubre debe ser historia del pasado (puede estar muy bien para algunas situaciones puntuales). Sin ser profanos, hay muchas opciones musicales que alimentan, reconfortan y alegran el espíritu, por esta época. De allí que en este aspecto también sea urgente un cambio, hacia algo mucho más agradable y de aprecio por las mayorías. Dios nos quiere felices y no tristes.

El Papa se ‘pronuncia’

El Papa Francisco resultó el más humano y progresista de los Papas. Está revolucionando a la Iglesia Católica. Sus sorprendentes actuaciones y manifestaciones están construyendo un nuevo código de comportamiento para los fieles católicos. Es austero, solidario, alegre y sensato. Su posición y pronunciamientos frente a tantas situaciones cotidianas, permiten concluir, que es la hora de la renovación, en todo, incluída la celebración de la Semana Santa acartonada, penitente y ortodoxa. A la luz de su inspiración, los cambios son urgentes. Hay que leer y entender muy bien a este ‘moderno’ Pontífice que batalla por una democratización y aceptación religiosa. Pero además de ello por la convivencia y aceptación de otros cultos o religiones.

Homilía final

Semana Santa es tiempo de reflexionar, de analizar lo que de verdad tenemos, lo que hemos deseado, lo que realmente necesitamos y agradecer por lo entregado. La Semana Santa es momento para reflexionar y meditar sobre lo vivido. Recordar lo que hemos logrado y a quien hemos ayudado. Es tiempo para agradecer a Dios o al Supremo Arquitecto por nosotros y nuestra familia. También para plantearnos nuevas metas, nuevos sueños y ajustar las velas para tener la salud y la fuerza, para poder lograrlos

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Redacción Minuto30

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