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El candidato demócrata a la alcaldía de Nueva York, el expolicía Eric Adams. EFE/EPA/Peter Foley

Nueva York, 7 jul (EFE).- El candidato demócrata a la alcaldía de Nueva York, el expolicía Eric Adams, camina siempre armado con una sonrisa, confiado de sí mismo y dispuesto a contar una anécdota personal para ilustrar las fallas del sistema que él promete solucionar si en las elecciones del próximo noviembre es elegido el nuevo regidor de la Gran Manzana.

El primer acto público de este demócrata moderado tras ser confirmado como el ganador de su partido ha sido participar este miércoles en el primer gran desfile que organizó la ciudad desde el estallido de la pandemia de covid-19 para rendir homenaje a los trabajadores de primera línea.

«He aprendido tanto estando ahí fuera entre ellos con sus interacciones diarias, haciendo su trabajo», dijo a Efe el actual presidente del distrito de Brooklyn, que siempre que se presenta la oportunidad aprovecha la ocasión para recordar los años en los trabajó como agente de policía.

Lo hizo este martes, cuando proclamó su victoria asegurando: «Crecí siendo pobre en Brooklyn y en Queens y vestí un chaleco antibalas para mantener a mis vecinos seguros».

Y también lo hizo durante la noche electoral del pasado 22 de junio, ante los fieles seguidores que celebraron en una discoteca de Brooklyn los primeros resultados provisionales que lo situaban como el favorito para la victoria

«Cuando has vestido un chaleco antibalas durante 22 años y has visto niños despertarse por los disparos de las balas y no por un reloj despertador y has visto a madres enseñar a sus hijos cómo ponerse bajo cobijo (…) uno sabe que esa es la normalidad para muchas comunidades», dijo entonces Adams.

Y es que Adams centró gran parte de la campaña en la lucha contra el rampante aumento de la violencia, que tal y como revelaron varias encuestas realizadas durante la carrera electora, se convirtió en la primera preocupación de los electores, por encima del desempleo, la atención médica, la vivienda, la educación o incluso la covid-19.

Pero este afroamericano de 60 años, senador estatal entre 2007 y 2013 y que gobierna el distrito de Brooklyn desde 2014, también ha buscado la afinidad de las comunidades más desfavorecidas tratando de identificarse con ellas.

«Mi madre (que falleció durante la campaña electoral) fue traicionada (por las autoridades), al igual que otros padres y madres y familias. Fue traicionada cuando no pudimos comprar comida y fuimos en busca de alimentos que nos ofrecía la ciudad y que se trataba de comida que causaba enfermedades crónicas (…)», dijo Adams inmediatamente después de ejercer su derecho a voto el pasado 22 de junio, una idea que ha repetido en numerosos púlpitos.

Sus ideas moderadas y su discurso buscando la identificación con los más necesitados le han servido para desbancar tanto a los aspirantes centristas, como la exdirectora del Departamento de Saneamiento Kathryn García, que se ha quedado a 8.000 votos de la victoria, como a los más progresistas, caso de la abogada Maya Wiley, que proponía retirar fondos a la policía en línea con movimientos como Black Lives Matter (la vida de los negros importan).

Asimismo, le sirvió para atraer a importantes figuras del Partido Demócrata en la ciudad, como el congresista federal Adriano Espaillat o los presidentes de los distritos de El Bronx, Rubén Díaz, y el de Queens, Donovan Ritchard.

Unos apoyos que contribuyeron también a forjar el respaldo de la importante comunidad de origen latino, como reflejó el respaldo anunciado por varias de los principales publicaciones en español.

Fueron inútiles las afiladas críticas lanzadas por sus oponentes, que recordaron los casos de corrupción abiertos contra él y de los que salió absuelto; su supuesta defensa de métodos de detención agresivos, que él niega; o su hábito de supuestamente pasar gran parte del tiempo en una residencia del vecino estado de Nueva Jersey y no en la ciudad.

Hoy, mientras todavía saborea su reciente victoria sobre sus compañeros de filas, ha querido darse un baño de masas durante el primer gran desfile que la ciudad celebra sin mascarillas.

«Es el momento de rendir homenaje a los trabajadores de primera línea, queda mucho tiempo por delante para hablar de las elecciones», aseguraba hoy a Efe Adams, que en noviembre se jugará la Alcaldía ante el candidato republicano Curtis Sliwa, en unos comicios en los que todas las apuestas lo marcan como ganador, dado el peso del electorado demócrata en la Gran Manzana.

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