El alcalde de Medellín, especialmente, ha venido trabajando intensamente para enfrentar el covid; eso no lo podemos desconocer. Aún así, la pandemia está desbordando toda capacidad hospitalaria, al igual que el esfuerzo profesional y humano de nuestro sector salud.

Ya lo habíamos dicho en otras columnas: la indisciplina social, rebaza cualquier esfuerzo oficial por controlar al covid, y ello obliga a que las autoridades municipales, departamentales y nacionales, tomen medidas de control (no sólo restrictivas: el decreto solo, no basta; porque no estamos en Dinamarca, Noruega, Suecia o Nueva Zelanda). Ya habíamos advertido que causa horror el ver la aglomeración tan espantosa en el Metro de Medellín, en las calles de la ciudad, en los barrios y en muchos de nuestros municipios, donde los “turistas” se creen dueños y arman francachelas sin control alguno. Las llamadas fiestas clandestinas, regadas en toda Colombia, son otro foco delicado de infección y muestra de la ignorancia más infame, lamentable y crasa.

La revista Semana (en su edición del sábado 3 abril 2021), reporta un paisaje aterrador: “La noche del viernes (se refiere al 2 de abril), la ocupación UCI estuvo cercana al 95 %. En el departamento se presentaron 3.008 de los 10.222 casos del total nacional”. Y agrega: “Un anuncio de posibles nuevas medidas restrictivas en Medellín hizo en horas de la madrugada el alcalde de Medellín, Daniel Quintero, al expresar su preocupación por el alto nivel de ocupación de las Unidades de Cuidados Intensivos que se mantiene en la capital antioqueña, la cual llegó a mantenerse cercana al 95 %, según indicó el mandatario en su cuenta de Twitter”. Acorde al análisis del alcalde Daniel Quintero, “será necesario abrir 35 camas adicionales, debido a la presión que hay en el sistema de salud”.

Esperar a que “nos obliguen” al confinamiento, no es de una sociedad madura y responsable; abrir 35 camas adicionales, es paño de agua tibia, porque en 15 días se necesitarán otras 70. El nivel de contagios no se va a reducir si no le aplicamos acelerador a la vacunación (que debe ser masiva y oportuna) y la ciudadanía adopta automedidas de responsabilidad personal y social; es decir, incorpora (hace parte de su cuerpo) la disciplina de la responsabilidad social. Agreguémosle (cosa que ya es necesaria), un control eficiente de las autoridades de policía y de salud, a las gentes, negocios y espacios que no reconocen que el autocuidado es respeto por los demás y es cuidado personal, social y de la vida.

Y continúa el reporte de Semana: “En Medellín, la ocupación de los espacios UCI disponibles se ha mantenido en niveles preocupantes, sin que el número de contagios logre reducirse. De hecho, según el reporte más reciente del Ministerio de Salud, de los 10.222 nuevos contagios que se presentaron el viernes, 3.008 fueron en el departamento de Antioquia. En la capital antioqueña, de 869 UCI activas, 832 estaban ocupadas el jueves (primero de abril) y sólo 37 libres. Estas cifras no se presentaban desde el pico de contagios en enero”.

Otra cara de delicada de la pandemia, que se convierte en verdadera preocupación y que tocan la nota de Semana y el alcalde Quintero, se refiere al impacto del covid en los jóvenes: “mientras que en anteriores picos de la pandemia había más población de adultos mayores y personas con enfermedades asociadas, en estos momentos, en Medellín, buena parte de la afectación son personas jóvenes y con un estado de salud que, en general, está libre de comorbilidades. Muchos adultos jóvenes están llegando a cuidados intensivos. No es un asunto sólo de adultos mayores. Se requiere máxima consciencia de este hecho y el doble de responsabilidad”.

Y remata la revista Semana, diciendo que “el llamado angustioso del mandatario local está orientado a que todas las familias participen, poniendo de su parte el máximo nivel de responsabilidad para evitar que la situación sea más compleja en la capital de la montaña, una vez que la tercera ola, después de la Semana Santa, llegue a una cresta que pude hacer más difícil la situación”.

La otra situación -dice el informe- “que trasnocha a los mandatarios de la región es la escasez de médicos, muchos de los cuales tienen que trabajar turnos de 24 horas y a veces más”. Aquí debo acotar con vehemencia (con todos los antioqueños, creo yo), que no sólo la escasez de médicos debe trasnochar al alcalde Daniel Quintero y al gobernador encargado Luis Fernando Suárez: hay otras realidades dolorosas, inadmisibles, a esta hora de la vida y de la pandemia, y que están en manos de ellos, el solucionar: sé (de muy buena fuente) que tenemos un gran número de hospitales (de todos los niveles) donde las cirugías y procedimientos médicos están interrumpidos por física ausencia de insumos para prestar el servicio de salud; adicional, lo más triste, lo más inadmisible, lo más inhumano y antiético: tengo noticias de médicos en muchos hospitales del departamento, a quienes se les debe meses de salarios; y otros, en buen número, que no reciben su salarios oportunamente.

Definitivamente, enfrentar el covid es tarea y responsabilidad de todos. Empezando por los gobernantes, pero con una comunidad comprometida, culta y responsable.

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Redacción Minuto30

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