En Pakistán 900 niños resultaron infectados de VIH

El responsable del brote resultó ser presuntamente un pediatra de Ratodero, un pequeño pueblo al sur de Pakistán. Se informó que cerca de 1.100 personas dieron positivo en un examen del virus, entre los cuales 900 niños menores de 12 años se vieron afectados. 

El principal señalado ha sido identificado como Muzaffar Ghanghro, un pediatra conocido en el gremio por sus económicos cobros en las consultas médicas (20 centavos). Al ser tan accesible, múltiples familias accedieron a tratar a sus hijos con el médico pero la situación ha empeorado cuando el profesional ha sido demandado por un padre que lo señala como responsable de la muerte de tres de sus seis hijos, luego de que los tratara en una consulta y posteriormente los infectara de VIH.

En su denuncia, el hombre expresó que cuando estuvo en la consulta observó como Ghanghro sacaba una jeringa de la basura para usarla con sus hijos. Pese a la protesta del hombre, el médico se defendió diciendo que no tenía los medios económicos para comprar una nueva y que si estaba inconforme con su trabajo, había otros médicos en la ciudad. Al atender a un importante número de la población del lugar, el nombre de Muzaffar comenzó a extenderse rápidamente como el principal responsable de la propagación del virus al momento de reportarse los múltiples casos en menores.

No obstante, expertos afirman que no puede culparse al médico como el único y directo responsable cuando los pocos hábitos de higiene en la pequeña ciudad pakistaní son muy habituales. De esta forma, es probable que otros médicos también hayan reciclado implementos médicos, así como odontólogos que no usan herramientas estirilizadas y hasta los barberos que suelen reutilizar las cuchillas con las que han cortado a otro cliente.

De igual forma, la educación frente al cuidado sexual y el conocimiento de la enfermedad como tal aún resultan un tabú en la comunidad para ejercer acciones en la juventud y las familias, especialmente cuando el virus es visto como un pecado o una enfermedad “mortal” que se propaga solo por el hecho de contraerla.