Como hincha nunca había evidenciado a un director técnico tan arrodillado y lambón con su propietario como el que presenta en estos momentos el Deportivo Independiente Medellín.

Sin vergüenza alguna y con el ánimo de quedar bien ante su jefe, sale a los medios de comunicación a justificarlo y a sacarlo en limpio cuando toda la poderosa hinchada sabe más que nadie que el mal que tiene el “Equipo del Pueblo” es precisamente el señor Raúl Giraldo.

Justificar las no contrataciones de jugadores top por su alto costo en el mercado y querer vendernos esa idea a una poderosa hinchada de equipo pobre, chico y sin recursos, no se le ocurre sino a un lambón y arrodillado.

Su atrevimiento va más allá, hace cuentas del alto costo que tienen los jugadores en el mercado internacional y nacional anunciando sin rubor alguno que no se justifica hacer ese tipo de inversiones en un equipo como el nuestro.

Mientras otros clubes del rentado colombiano de manera especial aquellos que tienen una participación en un torneo internacional vienen moviendo sus fichas y realizando reales contrataciones como por ejemplo nuestro rival de patio, el arrodillado y lambón recomienda la no necesidad de hacerlo puesto que considera que, con los actuales y los jugadores normalitos que se vinculen, podemos llegar a ser campeones.

Feliz debe estar el “Embeleco de don Raúl” de saber que por fin encontró quien le cargue el maletín, le limpie los zapatos y le lleve tinto cada vez que hace una visita a los entrenos, y más cuando escucha en los medios de comunicación, la posición de un técnico conformista que manifiesta que nuestro equipo no necesita inversiones cuantiosas.

Su lambonería le alcanzó para decir en rueda de prensa que estuvo siete meses sin cobrar sueldo en el año 99. Debería aprovechar el mayor accionista para recordarle esto, no pagarle y decirle que trabaje nam amor sui haber si es capaz de hacerlo en estos momentos.

Decir un estratega que está cansado de armar “tremendos equipos con nombres y hacer papelones”, es mostrarse como un técnico limitado, sin ambición, sin grandeza, y eso es lo que precisamente tiene en estos momentos el “Equipo del Pueblo”, eso sí, complaciente con su propietario.

En el Medellín, oda a la lambonería, eso es lo que se presenta en estos momentos en nuestro equipo, ojalá con la misma le alcancé por lo menos para no hacer de nuevo un oso en un torneo internacional y a no quedar eliminados nuevamente de un octogonal final.

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Redacción Minuto30

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