Bogotá está sufriendo dos pandemias, por un lado la pandemia del COVID-19 y por otro lado la pandemia del populismo.

Ambas pandemias están afectando a millones de bogotanos quienes hemos visto como las decisiones improvisadas de la alcaldesa repercuten en la pérdida de vidas, empleos y empresas.

Para no ir muy lejos, hoy en pleno pico de la pandemia nos dimos cuenta que en los tres meses que los bogotanos estuvimos en cuarentena, la alcaldesa en lugar de preparar y mejorar las capacidades de la ciudad para responder de una forma eficaz a esta emergencia; se dedicó a hacer política, a salir en medios, a gritar por los barrios de Bogotá con un megáfono y a llevarle la contraria al gobierno nacional

Como resultado de su improvisación tenemos que Bogotá a pesar de ser la ciudad más grande del país fue la que menos ventiladores compro, con un agravante y es que además pagamos los ventiladores más caros del país ya sea por incompetencia y no planificar bien las compras de estos a tiempo o por posible corrupción; cualquiera de los dos casos absolutamente reprochables.

Siguiendo, ayer en medios aceptó que tampoco tiene el personal médico necesario para atender la pandemia, lo que comprueba que en tres meses la alcaldesa no hizo absolutamente nada para preparar el distrito para la reapertura de la ciudad, ni para mejorar la capacidad de respuesta de los hospitales, razón por la cual tuvo que volver a encerrar a los bogotanos afectando la economía y aumentando el desempleo.

Por otro lado decidió encerrar a los bogotanos por sectores, con la promesa de una supuesta renta básica para los más necesitados que son aproximadamente tres millones de personas en Bogotá, como resultado tenemos que hoy no solo NO se ha entregado un solo peso de esta supuesta renta básica, sino que además solo se han entregado aproximadamente 51.000 mercados. Es decir la alcaldesa encierra a los ciudadanos en una cuarentena estricta, sin posibilidad de poder salir a ganarse el sustento, prometiendo auxilos económicos, pero al final no los entrega. Eso no solo es populismo, eso es matar a la gente de hambre y una canallada.

Para ir concluyendo les voy a dar solo una cifra más, el 62% de los muertos por COVID-19 en Bogotá no tuvieron acceso a una UCI – Unidad de Cuidado Intensivo. Lo que significa que no tuvieron acceso a un ventilador que les hubiera podido salvar la vida, lo cual es la prueba concluyente que la improvisación y el populismo nos cuestan vidas.

Finalmente quiero hacerle un llamado al gobierno nacional para que considere como una medida extraordinaria nombrar un gerente para el manejo de la pandemia en Bogotá, un gerente preparado que tome decisiones con base en la ciencia y no basado en lo popular; si el gobierno nacional toma esa decisión estoy seguro que se salvaran las vidas de miles de bogotanos, que hoy somos víctimas de estas dos pandemias.

Y como ñapa, urge que se surta el proceso de elección de contralor y personero en Bogotá; es penoso que a un bachiller en el IDU le paguen 17 millones de pesos y los entes de control no hagan nada, porque no tienen autonomía ni dientes. Como lo expresé en mi anterior columna.

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Redacción Minuto30

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