
Fotografía tomada de forbes.com para ilustrar esta nota
Si viene prestándole demasiada atención a pequeñeces en su físico, si cuando se ve bien se toma selfies, si a esas selfies les pone zoom hasta encontrarse detalles, y peor, si ya quiere modificarse una que otra parte del cuerpo para quedar lo más parecido o parecida posible a sus fotografías editadas, es probable que sufra de dismorfia corporal.
La dismorfia corporal es un trastorno que provoca una distorsión de la propia imagen lo que resulta en defectos, generalmente imaginarios, o bien reales pero que hasta ahora no habían representado un inconveniente.
Este trastorno puede llevar a quienes lo padecen a llevar una vida limitada a la persecución de esa imagen virtual, en un intento de extrapolarla a la vida real. Lo que quiere decir que estas personas pueden resultar, bien sea frente al espejo o en un quirófano, contemplando los posibles cambios que le llevarían a tener esa mejor imagen que les ofrecen las aplicaciones de filtros fotográficos.
La imagen ha sido una de las obsesiones para las nuevas generaciones y para muchos de los que se han sumergido en las redes sociales, no solo la propia sino de la que proyectan otros de sí mismos y de sus vidas a través de sus perfiles.
Han sido varios los trastornos estudiados desde la sociología y otras disciplinas, pero esta está abordada desde el punto de vista de la medicina. JAMA Facial Plastic Surgery publicó en un artículo, producto de investigaciones por el Departmento de Dermatología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Boston, el término ‘dismorfia de Snapchat’ que se refiere a la condición que padecen algunos usuarios de redes sociales de querer realizarse cirugías plásticas con el fin de parecerse a sus fotografías.
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