Hemos puesto nuestro foco de atención en la alta competencia y los resultados, que fiables o no, llevan a la gloria o al profundo fracaso a quienes hacen parte de ese espejismo mágico que con frecuencia termina en el olvido.
Colombia es un país productor de talentos individuales para el fútbol, envidiado por muchas potencias, sin duda alguna debemos prestar especial atención a la estructura de nuestros procesos formativos. Estos procesos son los que nos permiten construir las creencias que terminan siendo los principios con los que actuamos, estos no se manifiestan en las palabras sino en los actos cotidianos, hemos estado llenos de discursos y teorías sobre la construcción de grandes modelos de trabajo, que han sido abortados por la inmediatez de los resultados y las rentas.

En la construcción de un fútbol especial, debe de haber una gran parte ética donde se privilegia la apariencia, aquello que vemos en la cancha y que tiene relación directa con la enseñanza. Por ejercicio moral entendemos una tarea, un acto determinado destinado a influir sobre uno, apuntando más allá de sí mismo y realizando una actividad consciente para conseguir cierto efecto.

Formar a un deportista no solo equivale a su parte técnica y los movimientos que de acuerdo a las diversas estrategias deben realizarse dentro del terreno de juego, es imposible ganar con equipos sin carácter, es algo molesto para algunos entrenadores que se han especializado en convertir en aburridos prematuros a bastantes jugadores. La autonomía en el juego del futbolista no puede ser la del entrenador, es por eso que las construcciones cognitivas deben de comenzar a estimularse desde el inicio de la vida deportiva de cada niño o joven que aspire a trascender en el deporte.

Estamos en deuda como país en la consolidación de la identidad deportiva que nos permita construir un modelo para la consecución de resultados sobresalientes y sostenibles en el tiempo. Hoy en pleno siglo veintiuno aún seguimos viendo a nuestros colegas como rivales y algunos entrenadores hablan de la razón que obtienen cuando los resultados están a su favor y se pierden de los grandes paisajes que muestra la imaginación al obtenerlos.

Después de las guerras el fútbol acompañó a las revoluciones, para cambiar la tenencia de los bienes y la denominación de las calles, el fútbol se atreve a mostrar viejos que escapan a la muerte y maduros que suelen perecer.

El fútbol me enseñó a soñar, ver jugar a Pelé… Eran escuelas que enseñaron algo, el fútbol posteriormente me aclaró la vida con sus horrores, con sus cuentos, me volvió un ser humano, malo, regular o bueno, pero un ser humano que llegó hasta aquí, soñando mientras jugaba. También aprendí que los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que escapan a los que solo lo hacen de noche.

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio