El negociado de la JEP

El esperpento de la JEP sigue protagonizando dificultades en la justicia para los colombianos.

Ahora el problema es con la Procuraduría General de la Nación al permitir que un reo (Musa Besaile) acusado de corrupción, vinculado con el cartel de la toga, Odebretch, la reelección de Santos, la mermelada corruptora entregada por el entonces Ministro de Hacienda a los miembros de la comisión IV del Senado en donde, según declaraciones de Musa Besaile presidente de esa comisión, le habían ofrecido $ 70.000 Millones para repartirse entre los integrantes de dicha sala del congreso.

Los intríngulis de esas reuniones de repartija de burocracia y del presupuesto nacional entre funcionarios, solo los saben los que allí estuvieron pero lo que está demostrado es que en el gobierno del espurio nunca se nombraron los idóneos sino los relacionados con los que disfrutaban de la mermelada que se repartía por toneladas entre los áulicos, los congresistas comprables, los ímprobos y delincuentes funcionarios de la rama judicial, las ministras que aupaban los contratos con empresas extranjeras en sus noches de lascivia perversa para favorecer a sus familiares, los gobernantes afines a esta política de corrupción extrema propiciada por una claqué bogotana que desde siempre ha querido definir desde la altiplanicie el rumbo de nuestro país.

Allí caben sin lugar a dudas los medios de comunicación que se asientan en esa ciudad, aunque hayan sido fundados en provincia, que echaron por la borda todo concepto de ética para dedicarse a llenar los bolsillos de sus propietarios, fungiendo como campanas de resonancia de un gobierno que poco hizo por el progreso y todo su esfuerzo se orientó a conseguir un acuerdo para darle impunidad los verdugos de Colombia en los últimos 60 años y comprar un premio Nobel para uno de los más nefastos presidentes (con minúscula) que ha tenido el país.

También caben esos otros congresistas, particulares y financiadores de campañas políticas que se han querido aprovechar de los dineros de la salud de los colombianos y se han lucrado sin compasión por el riesgo que trae consigo para la calidad y longevidad de la vida de los colombianos el desvío de esos recursos para sus bolsillos. Lo que se la quite a la salud es un atentado a la vida de quienes pagamos por ello.

Que decir de esos contratistas del estado que se apropiaban sin misericordia de los recursos destinados a los programas de alimentación escolar arriesgando con su ambición el futuro de las nuevas generaciones de colombianos.

No se puede ignorar el comportamiento de contratistas del estado para la obras públicas que tiene la magia de convertir la excavación en tierra durante las noches de parranda con los interventores en grandes cantidades de roca que tienen un costo cuadruplicado como mínimo originando así un desmedro muy significativo para los recursos destinados a la ejecución de esas obras.

Esto sin profundizar mucho en aquellos que construyen puentes que se caen antes de inaugurarlos. Esto aunado a los pocos estudios con que se acometen las obras públicas es una gran fuente de despilfarro que solo beneficia a contratistas, interventores y funcionaros corruptos.

Tenemos entonces un concierto para delinquir agravado que dilapida los recursos públicos y esto, si hilamos delgadito servirá a la JEP para que estos delincuentes comunes se incrusten dentro del concepto que ellos quisieron definir como conflicto interno, cuando en verdad lo que hemos tenido es la confrontación y persecución del estado a unas organizaciones narcoterroristas que lograron grandes riquezas con todo tipo delitos que engordaron hasta el extremo sus arcas y, que ahora en el momento de las reparaciones aducen una pobreza similar a la de los conventos y comunidades católicas con voto de pobreza.

Todo el entramado de la JEP y su interferencia con las otras ramas del poder judicial tiene un objeto inconfesable como es el de dar impunidad a los narcoterroristas y al espurio, menguar en algo las penas de los corruptos y acabar de una, con la institucionalidad judicial del país para dar un paso más a la entronización de ideologías caducas.