El carisma es una forma de ejercer poder derivado de una manera de actuar generando sensaciones agradables. Las personas carismáticas motivan con facilidad la atención y la admiración de otros gracias a una cualidad “magnética” de personalidad. Son apasionadas y llenas de entusiasmo y siempre hay alguna cosa emocionante que parece estarles ocurriendo. Los individuos con carisma sienten aversión a ser aburridos. Suelen ser polémicos, innovadores, graciosos, pero nunca aburridos.

Para las personas genuinamente atractivas, la fuerza material y el dinero son secundarios. El poder económico es definitivo en los individuos con enormes debilidades, como en la mayoría de políticos que solo pueden ganar una elección con buen músculo financiero, de lo contrario están fracasados. Posteriormente no serán más que unos malos funcionarios que le hacen daño a la sociedad.

El desafío del tercer milenio es lograr poder genuino basado en las propias capacidades, sin manipular, ni comprar votos. El carisma, la creatividad y los argumentos, son esenciales. Pero ante todo son los procesos innovadores los que marcan la diferencia.

Una simpática historia, nos recuerda la importancia de la creatividad a la hora de resolver problemas o de buscar un logro. Un exitoso empresario llamado Juan cuya mascota favorita era su gato tuvo que salir de viaje por varios días. Su hermano menor vivía con su madre y no le agradaban los gatos pero lo convenció para que se lo cuidara durante su ausencia. Cuando Juan regresó de su viaje llamó a su hermano desde el aeropuerto para informarle de su llegada y para averiguar por el gato. El frio hermano le dijo en tono contundente: “Tu gato murió” y le colgó el teléfono.

Durante varios días el empresario no tuvo consuelo. Después su tristeza se transformó en ira contra su hermano por su cruel honestidad e insensibilidad. Entonces llamó a su hermano por teléfono y le dijo: “No había necesidad de ser tan sádico y cruel para decirme de una forma tan abrupta que mi pobre gato había fallecido”. “¿Qué esperabas que hiciera?” respondió el hermano. “Pudiste haberme dado esa mala noticia poco a poco, en dosis asimilables. Primero debías haberme dicho que el gato estaba jugando en el tejado. Después me hubieras llamado para decirme que se había caído. A la mañana siguiente pudieras haberme dicho que el animalito se rompió una patita. Después cuando pasara a recogerlo me hubieras dicho que a pesar de todos los esfuerzos, había fallecido. Pero bueno tu pereza mental te domina. Ahora dime ¿cómo está mamá?” El hermano ya reflexivo y tras una larga pausa, con voz sumisa, casi dubitativo, respondió al otro lado de la línea: “Está jugando en el tejado”.

El insensible hermano del exitoso Juan aprendió que siempre debe haber un proceso con respecto a la solución de los problemas. Que son los procesos los que valen más que los mismos resultados o desenlaces. Es por ello la importancia de los contenidos, la creatividad, los valores y el carisma para ser personas verdaderamente influyentes, dueñas de caminos válidos.

Los resultados serán más satisfactorios si se vigorizan los procesos. Como en la historia, estos inician con el gato en el tejado.

Apostilla: El camino hacia la cumbre podrá ser arduo, pero está lleno de satisfacción y plenitud. En la cima nos encontramos.

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Redacción Minuto30

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