Resumen: John Ferney Cano, tras un acto atroz, acabó con la vida del urólogo Juan Guillermo Aristizábal. Una carta de 369 páginas revela los motivos detrás de este suceso impactante. ¡Sumérgete en esta historia de desesperación y violencia irracional.
John Ferney Cano es el asesino del urólogo Juan Guillermo Aristizábal en la Clínica Medellín, El Poblado, el pasado 18 de abril.
Cano después de disparar al médico, prendió fuego al consultorio y posteriormente se quitó la vida.
Los motivos macabros de este crimen han salido a la luz a través de una carta dejada por Cano a sus familiares, la cual abarca un total de 369 páginas.
En este extenso documento, titulado “Memorias de un Loco Sensible: Historias Ocultas sobre la Circuncisión”, Cano revela las angustias y tormentos que lo llevaron a cometer este acto atroz.
Según lo expresado en la carta, Cano había planeado meticulosamente el asesinato durante un tiempo prolongado.
Además, se reveló que el autor del crimen era paciente del Dr. Aristizábal y había estado recibiendo atención psicológica.
Desde hace aproximadamente tres años, Cano venía amenazando al médico, sumido en una espiral de desesperación y resentimiento.
El detonante de estos sentimientos fue un procedimiento quirúrgico que Cano había recibido por parte de Aristizábal.
Tras sufrir un intenso dolor en su miembro inferior y experimentar un deterioro en su deseo sexual, Cano se sumergió en una profunda desesperación mental que culminó en un acto de violencia irracional.
La carta de Cano detalla el infierno vivido por el homicida después de la cirugía.
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¿Cómo comenzó el problema con el médico?
John Ferney Cano buscó al médico Aristizábal por un dolor constante en su pene. El doctor le recomendó una circuncisión, una operación que consiste en cortar una porción de la piel que cubre la cabeza del miembro viril.
Al parecer, cano aceptó el procedimiento dado que se sometió a cirugía el 21 de octubre de 2021. Sin embargo, cuando se quitó el vendaje, se consternó por la modificación en su cuerpo.
“El que hizo esta mierda tiene que pagar con su vida. Sabía que no me iba a aliviar”. Se lee en el documento.
A lo largo de las páginas, Cano reconstruye cada encuentro con el urólogo; proporcionó imágenes de recetas médicas y expuso el historial clínico de varios años.
Además, adjuntó fotografías de su miembro inferior, mostrando el resultado que lo llevó al límite.
El asesino del urólogo relató en la carta cómo gastó grandes sumas de dinero en consultas con otros especialistas en un intento por aliviar su dolor, sin obtener resultados satisfactorios.
“Como había ofrecido 5 millones de pesos, le pregunté que, si tal vez los quería dar, pero que era para el médico del dolor. Su respuesta fue que había cambiado de opinión y que no le importaba lo que sucediera conmigo. Que yo era un tonto, porque no entendía que esa cirugía se había hecho por sospecha. Yo le pregunté: ¿sospecha de qué?, a lo que él me respondió: “de lo que sea”. Así que me echó de su consultorio”, dice el texto.
La sensación de desamparo y el sufrimiento constante lo llevaron a la desesperación, culminando en un trágico desenlace en la Clínica Medellín.
Con palabras que dejan mucho en que pensar, describió sus sentimientos hacia Aristizábal:
“Ese infame se ha topado con la persona equivocada, lo odio como nunca había odiado a alguien. Es un sentimiento indescriptible, de solo pensar en esa escoria imagino en mi mente fulminarlo en reiteradas ocasiones con una pistola hasta perforar todos sus asquerosos órganos, especialmente su putrefacto corazón”.
La investigación sobre el caso sigue en curso mientras la comunidad médica quedó consternada.
En la última página, le pidió a sus hermanos que su cuerpo sin vida no fuera exhibido, y que era decisión de ellos, si guardar silencio frente a lo revelado.
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