Miles de personas continúan manifestándose en contra del régimen del presidente Hosni Mubarak en las principales ciudades del país. Mientras, el presidente de Egipto, Hosni Mubarak, ha dado a conocer las caras nuevas de la remodelación del Gobierno, que anunció ayer. El general Omar Suleiman, director de los servicios de Inteligencia de Egipto, ha sido nombrado nuevo vicepresidente del país y Ahmed Shafiq, hasta ahora ministro de Aviación Civil, será el nuevo primer ministro.

Los egipcios han desafiado el toque de queda ampliado que comenzó a las 16:00 (hora local). En las inmediaciones de la céntrica plaza Tahrir en El Cairo hay una gran multitud de miles de personas en medio de los blindados del Ejército presentes en los puntos estratégicos.

Los incidentes más violentos se registraron frente al ministerio de Interior donde murieron tres personas, según Al Yazeera. Un grupo de personas disparó con armas automáticas contra la sede del ministerio, informaron a Efe fuentes de los servicios de seguridad. Los tiros partieron desde sectores próximos a la sede del ministerio y fueron respondidos por los policías que custodian el edificio, en el centro de esta capital.

Por otro lado, los saqueadores han irrumpido en el Museo Egipcio y han destruído dos mómias faraónicas, según ha informado un arqueólogo egipcio a la televisión estatal
En la segunda ciudad del país, Alejandría, habría unas 50. 000 personas en la calle, y también hay manifestaciones masivas en otras ciudades como Suez.

Además, al menos 12 personas han muerto hoy en intercambios de fuego entre beduinos y fuerzas de seguridad egipcias en la península del Sinaí, cerca de la frontera de Egipto con la franja palestina de Gaza, informó el servicio de noticias israelí «Ynetnews».

Los cinco días disturbios ya se han cobrado la vida de al menos 38 personas, según el último balance oficial. No obstante, fuentes médicas elevan los muertos a 74.

El Gobierno egipcio ha decidido este sábado ampliar el toque de queda en las principales ciudades de Egipto. La prohibición de circular regirá a partir de ahora desde las 16.00 hora local (14.00 GMT) hasta las 08.00 horas (06.00 GMT). El toque de queda estaba vigente desde anoche a partir de las 18.00 hora local y hasta las 07.00 horas.

El Ejército ha advertido de que quienquiera que viole el nuevo horario de toque de queda estará en «peligro», según un responsable militar en declaraciones a la televisión pública egipcia.

«Quien tiene que marcharse es Mubarak»

En la plaza de Tahrir, los manifestantes, esgrimen este sábado una voz unánime. Quieren que el presidente Mubarak deje el Gobierno. Los egipcios siguen pidiendo su dimisión después de que el viernes por la noche anunciara que seguirá al frente del país, pero que habrá un cambio de Gobierno.

Iomna Selehe, estudiante universitaria, se unió a los manifestantes esta mañana y no dudó en afirmar que seguirá en la calle hasta que Mubarak dimita: «Me da igual lo que dijera ayer, me da igual que dimita su gabinete; el que tiene que marcharse es él».

.»Esta es la última noche de Mubarak en Egipto», sentenció Tarek Mahmud, dentista, que añadió: «Nadie en Egipto quiere que Mubarak siga en el poder, queremos cambio y lo queremos rápido, Egipto tiene que poder pensar y hablar por si mismo».

A su lado, su amigo Ahmed Mohamed Jalid descansaba la pierna enyesada sobre el césped y mostraba su satisfacción por la presencia del Ejército en las calles de la capital: «La lealtad del Ejército es para con la gente, no hacia Mubarak», apostilló.

El Baradei: «La intifada continuará»

Por su parte, el líder opositor Mohamed ElBaradei, ha advertido a las autoridades egipcias de que «la intifada» organizada por la población «continuará» hasta que se pongan en marcha las reformas necesarias.

«Quien sea el nuevo presidente no deberá interponerse en el camino de las reformas», indicó ElBaradei en una entrevista a la cadena panárabe Al Yazira. «Los egipcios deben elegir a su líder. Sea quien sea el presidente, le corresponden decidir a los egipcios», agregó.

Los egipcios no se rinden

El Cairo fue ayer un infierno estremecedor. Una guerra cuerpo a cuerpo, un laberinto de masas enloquecidas tras nueve horas de represión policial combatiendo a brazadas por sus derechos entre neumáticos en llamas y la nube cuasi tóxica de gases lacrimógenos que mataba la respiración. Los egipcios se juraron ayer no rendirse. Y Hosni Mubarak les corrió como a ratas por toda la capital echándoles una armada de policías antidisturbios encima.

Dado el cariz de la revuelta, el presidente egipcio se vio obligado a aparecer públicamente y lo hizo a través de la televisión, donde por la noche anunció que destituía al Gobierno actual por otro que asumirá nuevas funciones. «He ordenado que renuncie el Gobierno y que sea formado mañana (por hoy) otro, para que adopte nuevas funciones», afirmó Mubarak en su mensaje.

En su discurso, el gobernante, de 82 años, dijo que era consciente de las demandas de reformas políticas, sociales y económicas que han llevado a los ciudadanos a salir a la calle, pero insistió en la necesidad de mantener la seguridad bajo control. «Hay una línea muy estrecha entre la libertad y el caos», afirmó el presidente egipcio.

A pesar de que las protestas se han centrado en las últimas horas en pedir la renuncia de Mubarak, en el poder desde 1981, el gobernante egipcio no expresó ninguna intención de renunciar al poder.

«Soy consciente de las aspiraciones en favor de más democracia, el combate del desempleo, la lucha contra la pobreza y el combate de la corrupción», afirmó Mubarak. «Pero los objetivos que se buscan -añadió- no pueden ser logrados por la violencia, sino por el diálogo nacional y esfuerzos que unan a las partes».

Hizo un llamamiento especial a los jóvenes «para trabajar por el interés de la gente. Incendiando los bienes no se puede satisfacer las aspiraciones de la gente», añadió
Por la mañana temprano, Mubarak desató el caos con un ciberataque oficial —bloqueando todo internet y la telefonía móvil—, creyendo así haber ganado la partida, el pueblo se rehizo enfurecido y, pasadas las ocho de la tarde, conseguía pisar el símbolo de esta protesta histórica: la plaza de Tahrir, el centro neurálgico de El Cairo, que vibró de nuevo en un grito desesperado de libertad. La revolución ayer se instaló en Egipto.

Entonces fue cuando el «faraón» —o quien quiera que le asesore mientras él permanece en la ciudad balneario de Sharm-el Sheij— mandó salir al Ejército con el apoyo de los blindados. Las tanquetas intimidando por primera vez desde el inicio de este motín ciudadano hubieran podido provocar una conmoción eléctrica, pero lo de anoche era ya el salvaje oeste.

«Mañana vamos a volver, y pasado mañana, y al otro… y seremos como olas hasta que barramos este régimen podrido», proclamaba Adel Abdel-Sati, de la Asociación Nacional de Derechos Humanos.

Con información de abc.es

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Redacción Minuto30

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