Sin duda, la educación ha sido de las principales damnificadas por la pandemia. Millones de niñas, niños, adolescentes y jóvenes en Colombia han resultado profundamente afectados por las condiciones de virtualidad educativa, que impuso la crisis que el mundo entero enfrenta. Además, el bajo nivel de conectividad y de acceso a las TIC, los limitados recursos institucionales para afrontar, desde el sistema educativo, la no presencialidad, derivaron en que hoy tengamos graves problemas en el desarrollo académico de millones de estudiantes y que muchos de nuestros niños estén en riesgo de vivir con las consecuencias del rezago educativo, por el resto de sus vidas.

En Colombia, donde las desigualdades educativas de género, ubicación geográfica o la pertenencia étnica son bastante marcadas y donde la falta de calidad educativa no nos ha permitido desarrollar el potencial de la población, no podemos tomar decisiones tibias. A todos nos toca poner de nuestra parte para que los estudiantes estén en el centro del sistema educativo, no FECODE, y podamos reversar, lo más posible, el impacto negativo de la pandemia en la educación de nuestros hijos e hijas.

El retorno a las instituciones educativas, por parte de los estudiantes, en el nivel preescolar, de básica, de educación media o superior, es un imperativo que no se puede postergar. A los profesores se les debe brindar todas las garantías de bioseguridad necesarias. Para ello, los padres de familia debemos hacer un esfuerzo por enseñarle en la casa a nuestros hijos a tener los mayores cuidados posibles. También, las instituciones educativas deben estar listas para afrontar el reto y tener planes integrales de retorno a clases para minimizar el impacto del Covid 19.

Es fundamental que el Gobierno Nacional destine recursos y ponga en marcha programas de inversión en educación orientados a detener la deserción escolar y recuperar a los estudiantes que ya desertaron, realizar un gran estudio nacional de los efectos negativos de la pandemia en los estudiantes, con énfasis en salud mental, y diseñar, a partir de ello, un plan de choque para revertir los daños en el desarrollo educativo. También, es necesario realizar los ajustes pertinentes a los programas de estudio y robustecer, como nunca antes, la capacidad científica y tecnológica, donde las TIC son centrales, en todas las instituciones públicas de educación. Sin estas medidas, estaremos condenando a una generación entera al subdesarrollo educativo. Los resultados de Colombia en las últimas pruebas pisa, son un campanazo de alerta para adelantar una gran reforma educativa integral.

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Redacción Minuto30

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