Hoy los menos indicados para repetir “vivir sabroso” son los ciudadanos de a pie. 

En la primera etapa del gobierno Petro no están, ha marcado sus prioridades, dos tributarias, una aprobada y otra en remojo para el 2023, mesa con el ELN, pero no hay plan de desarrollo. La apuesta por comprar aviones para viajar a Venezuela, la creación de un Ministerio para Francia Márquez, pero ni a un discurso de Petro o algún ministro clasifica mencionar cuándo Colombia tendrá el conjunto de políticas públicas que incluía “el cambio” .

Es decir, seguimos sin saber en qué se gastarán nuestros impuestos, siguen en el limbo, los indicadores que se pondrían en marcha para la construcción de vivienda, acueducto, educación, emprendimiento, deporte, desarrollo económico y sin fin de temas que les importa a los ciudadanos sin prontuario a quienes les fueron a pedir el voto.

Gobernar sin una hoja de ruta y dejarle todo al populismo para culpar de cada situación a un tercero, no les hará sostenible mantener la gente enamorada de esas frases de campaña, las dificultades como la ola invernal que hoy tiene las dos terceras partes del país bajo el agua y el presidente afirma que es culpa de los ciudadanos chinos, rusos o americanos y el Director de la Unidad de Gestión de Riesgo Javier Pava hable de expropiar, muestra que lejos de la atención humanitaria el gobierno ha encontrado la excusa para afectar al derecho de propiedad, deja claro la improvisación y tras de lo que van, pero la nula capacidad para resolver el problema y sí avivar los ánimos. 

La instalación de la mesa con el ELN pone nuevamente al país en la discusión de a mayor crimen o criminal, mayor beneficio se da. Una fórmula que ya nos dividió, que no funcionó y sólo fortaleció a los grupos armados al margen de la ley creando una nueva generación de combatientes que hoy padecemos en las ciudades.

Anunciar el programa con el cual recibirán 100 mil jóvenes que hayan estado en la delincuencia $800.000 mensuales, profundizará las desventajas entre el colombiano en la legalidad y quien hizo merito para el apoyo del gobierno colombiano acabando con los derechos de otros, el precedente es nefasto. 

Mientras se propusieron acabar el sector de hidrocarburos, que dijo una y otra vez de ahí se podría girar los 25 billones y evitar la tributaria del 2022, ahora de nuevo Petro y Ocampo para el próximo año enfilan baterías contra los impuestos regionales y locales, dejando a los alcaldes y gobernadores mirando al techo y centralizando aún más el manejo presupuestal en un año electoral como es el 2023. 

No obstante, el impacto en la economía es inminente, la fuga de capitales será mayor y más rápida, la factura la pagarán los millones de empleos formales que se perderán y las tragedias serán para tantos hogares colombianos, el populismo del “vivir sabroso” se les volverá insostenible. 

Vamos llegando a la primera navidad en socialismo, más empobrecidos, con una inflación que profundiza las fracturas sociales entre ricos y pobres, o más bien entre los que se van y los que se quedan a padecer al régimen.

Que no exista un Plan de desarrollo, la hoja de ruta de este cuatrienio y sí Reforma tributaria, una mesa con el ELN, plumas de ganso y fiestas costosas para Petro y Francia, solo envía el mensaje a los colombianos que la prioridad real fue el pago de acuerdos con los grupos que influyeron para llegar al poder.

@josiasfiesco 

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Redacción Minuto30

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