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Discurso político en entredicho

Un discurso político es un profundo acto de compromiso del dirigente público, no sólo hacia sus votantes, sino también hacia quienes gobierna, y debe ceñirse a cabalidad con la realidad de su ser y su quehacer, so pena de perder credibilidad y confianza. Para muchos políticos, el discurso es un simple trámite en el mercadeo […]

Por: Pablo Jaramillo Vasco

Un discurso político es un profundo acto de compromiso del dirigente público, no sólo hacia sus votantes, sino también hacia quienes gobierna, y debe ceñirse a cabalidad con la realidad de su ser y su quehacer, so pena de perder credibilidad y confianza. Para muchos políticos, el discurso es un simple trámite en el mercadeo político y trampolín para ganar seguidores.

Por: Pablo Jaramillo Vasco

Incluso, ciertos políticos parecen ser dos personas paralelamente; una que emite el discurso y juega un papel de cara a la opinión pública, y otra que representa su verdadera esencia y solo es conocida en círculos muy cercanos.

Pues parece que eso mismo le pasa al Gobernador Sergio Fajardo, quien tiene un discurso muy llamativo y vendedor, que ha calado en muchas personas, de acuerdo con la amplia votación obtenida. No obstante, su discurso de transparencia, democracia, ética y educación en ocasiones es contradictorio e incoherente frente a algunos hechos de la realidad.

Quise manifestárselo por Twitter, una herramienta social que él bien conoce, pero me encontré con que me había bloqueado. En cierta forma sentí una especie de mordaza y me pareció un acto extraño en una persona que defiende en público unos principios democráticos. Tal vez, le haya molestado que personas que diferimos en ocasiones con sus ideas, podamos expresar nuestras inconformidades por este medio. Primer campanazo.

El segundo campanazo que me lleva a pensar del distanciamiento de sus actos con su discurso, es lo que se denunció  la semana pasada ante la Procuraduría General, acerca de un contrato de concesión minera firmado entre Sergio Fajardo y el esposo de una alta funcionaria de su gobierno. Sin entrar en tecnicismos jurídicos que demuestren la aparente falta disciplinaria que se cometió según el Régimen de Inhabilidades e Incompatibilidades para contratar en lo público, porque eso lo investigarán las entidades correspondientes según el material probatorio, quiero concentrarme en el juicio en lo ético, que se supone es su fuerte.

Escuchando las explicaciones de la parte denunciada, y suponiendo que fuesen justificables en la práctica de las leyes, al señor Sergio Fajardo le quedaba sin embargo, una salida para no contratar con alguien que aparentemente contaba con algunas preferencias, y no rayar así con la ética que exalta en sus discursos. Resulta que Antioquia tiene una delegación especial para funciones mineras, en palabras más prácticas, es un pequeño Ministerio de Minas, y por eso este tipo de contratos los firma directamente el Gobernador. Por lo tanto, ante este caso concreto, Sergio Fajardo debió declararse impedido para suscribir dicho contrato y posteriormente trasladarle esa responsabilidad al Ministerio de Minas. Salida decorosa y éticamente bien vista en lo público. ¿Error, desconocimiento, mala voluntad?

Aprovecho para recomendarle al Gobernador Fajardo escuchar un poco más a la gente, porque según la última encuesta de Gallup, la tendencia decreciente en su favorabilidad demuestra que debe tener desencantado a más de uno. Por último una sugerencia general: al político que le quede difícil sostener en privado su discurso público, debería abstenerse de vender fantasías. Twittter: @conojocritico

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Redacción Minuto30

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