Resumen: El Catatumbo enfrenta un nuevo desplazamiento forzado: más de 200 personas huyeron por enfrentamientos armados en plena temporada decembrina.
El desplazamiento forzado volvió a marcar la agenda humanitaria en el Catatumbo, una de las regiones más golpeadas por el conflicto armado en Colombia. En las últimas horas, cerca de 240 personas tuvieron que abandonar de manera apresurada sus viviendas para ponerse a salvo, en medio de enfrentamientos armados que se intensificaron justo cuando el país entra en la temporada de fin de año.
De acuerdo con reportes de organizaciones humanitarias y autoridades locales, las familias desplazadas salieron principalmente de zonas rurales de Tibú y El Tarra, municipios históricamente afectados por la presencia de grupos armados ilegales.
La mayoría de estas personas buscó refugio en Cúcuta, donde se contabilizó la llegada de más de 50 familias, mientras que otro grupo menor, cercano a 45 personas, se dirigió hacia el casco urbano de Ocaña.
La situación más delicada se vive en sectores rurales de Tibú, donde líderes comunitarios han advertido sobre un posible confinamiento masivo. En el corregimiento de Pachelly, al menos 5.800 habitantes estarían en riesgo de quedar atrapados en medio de las disputas armadas, sin posibilidad de movilizarse ni acceder a ayuda básica.
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Ante este escenario, el Consejo Noruego para Refugiados activó mecanismos de atención humanitaria de emergencia, aunque alertó sobre las limitaciones presupuestales para atender una crisis que sigue creciendo.
La organización pidió al Estado reforzar la respuesta institucional y garantizar la protección de la población civil, así como el respeto al Derecho Internacional Humanitario por parte de los actores armados.
Según cifras de agencias de Naciones Unidas, durante 2025 más de 190.000 personas han sufrido algún tipo de afectación relacionada con el conflicto armado en distintos puntos del Catatumbo, lo que equivale a más de la mitad de la población de esta subregión.
Las organizaciones sociales y humanitarias insistieron en la urgencia de una respuesta solidaria, nacional e internacional, para atender a las familias que hoy viven el desplazamiento y la violencia en una de las épocas más sensibles del año.
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