Reza el adagio popular “Del ahogado el sombrero” y como todos los dichos de éste tipo, éste también está lleno de sabiduría.
Hace aproximadamente 3 años Juan Manuel Santos se embarcó en una difícil y arriesgada empresa, seguramente asesorado por su hermano comunista Enrique Santos y su asesor estrella para estos temas, Sergio Jaramillo. Y con seguridad embelesado ante la idea de saciar su propio ego y vanidad con un premio Nobel de la Paz. Fue así como el actual mandatario se mandó de bruces a un proceso de Paz que le prometía la gloria para él mismo sin importarle un ápice la suerte del país o la voluntad de quienes fueron sus electores, que votaron confiados en que Santos sería la continuación de 8 años de gobierno exitoso, con mano firme y corazón grande.
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