Nací, crecí y vivo en el centro de Medellín. Los días de idilio donde se «junineaba» o se recorría la Avenida Oriental sin temor a tropezar con la mercancía de un vendedor informal, dar con algún maleante o sin asfixiarse en smog ahora son parte del pasado.

pabloloaiza

En la actualidad, no obstante la ambiciosa iniciativa de internacionalización de la ciudad que ha tenido lugar desde hace varios años, la situación del llamado corazón de Medellín es dramática tanto en términos de orden público, como sociales, de movilidad, urbanísticos y medioambientales.

Durante años el centro estuvo en el más absoluto de los abandonos. Actualmente, el gobierno local adelanta un ambicioso plan de renovación urbanística para hacer nuevamente del centro de la ciudad un espacio para el encuentro de los ciudadanos.

De este plan serán ejes estructurantes el corredor del tranvía de Ayacucho en sentido este-oeste y el plan de renovación de la Carrera Bolívar en sentido norte-sur, como articulador de cuatro grandes centralidades: La Estación Medellín del Ferrocarril de Antioquia, los bajos de la estación San Antonio del Metro donde estará integrado con el Tranvía de Ayacucho, el Parque de Berrío y el Bazar de los Puentes. También tendrá lugar un proyecto de protección y recuperación de patrimonio arquitectónico que iniciará con un plan piloto sobre el paseo de Junín. También se ha más fuerte la presencia de controladores del espacio público, agentes de tránsito y policía.

La pregunta con la que inicia este artículo ha pretendido responderse con ese tipo de estrategias para que los ciudadanos se apropien nuevamente del centro. No obstante, soy de los que cree que sin una intervención integral, los últimos en percibir los beneficios serán los ciudadanos mismos.

¿Acaso renovar el Parque Berrío disuadirá a los ‘cosquilleros’ que allí suelen pavonearse? ¿Renovar el Bazar de los Puentes acabará con el tráfico de drogas y armas en ese sector? A fin de cuentas, sin intervenir esos problemas en primer lugar, lo que se obtendrá es una gran adecuación para los hampones que usan en centro como oficina y a los habitantes de calle como cama y cloaca.

¿De qué ha servido, además, las decenas de controladores de espacio público cuando su invasión se hace cada vez más pronunciada? E incluso llega a niveles desproporcionados en esta época decembrina. ¿Ha sido útil tal despliegue de pie de fuerza de la policía cuando hoy la Comuna 10 posee una tasa de homicidios por mucho superior a la de San Pedro Sula, la ciudad más insegura del mundo? ¿No es extraño que los policías que allí operan nunca vean ni sepan nada? Esto da cuenta de la superioridad que tiene el poder criminal de aquellos que le arrebataron el centro a los medellinenses de bien sobre la pobre, exigua y casi hilarante autoridad que hoy ejerce -o pretende ejercer- la alcaldía.

Concuerdo en que todo no puede resolverse con plomo, pero tampoco se resuelve con girasoles. Mientras se pretenda ‘atacar’ el profundo problema de criminalidad y orden público que aqueja a la ciudad con un ingenuo discurso de oportunidades, del centro seguirán apropiados aquellos que le usan para sus criminales intereses. @PabloAndresLB

Author Signature
Redacción Minuto30

Lo que leas hoy en Minuto30... Mañana será noticia.

  • Compartir:
  • Comentarios

  • Anuncio