A uno le da como un dolor de patria al escuchar al hombre “encargado” de buscar los caminos que conduzcan a la paz. Sí, encargado de buscar la paz, porque en Colombia se firmó una paz, pero parece que lo que se firmó fue un cheque vulgar.

Sin duda alguna, la paz de Santos fue un artilugio; un invento, un cuento macondiano que se tragó la comunidad internacional y que le valió un Premio Nobel al expresidente Santos, que la firmó con bombos y platillos. Resultado: media farc sigue en el negocio de la guerra; la otra mitad, en el congreso. Como nunca antes, el conflicto interno goza de perfecta salud y la delincuencia organizada, está más organizada que nunca. Y la delincuencia del menudeo, a sus anchas por las calles haciendo y deshaciendo, a tal punto que las grandes ciudades de Colombia, empezando por Bogotá, están atemorizadas, en sus manos, rendidas y sin esperanza.

Danilo Rueda, el comisionado para la paz en representación del estado, a propósito de un comunicado del Ejército de Liberación Nacional, en el cual se atribuyeron el atentado terrorista ocurrido la semana pasada en contra de una patrulla de la Policía Nacional en Tibú, Norte de Santander, y que dejó un saldo de guerra de tres personas muertas (dos policías y la señora Lucy Katherine Castillo), y al menos diez heridos, le dijo a ese grupo y a Colombia entera:

“Por lo menos ese reconocimiento es una base frente a muchos fenómenos que quedan en la impunidad desde el comienzo porque nadie se los atribuye, así que creemos que lo que sigue es tratar de pactar lo más pronto este cese de fuego, evitar que este tipo de situaciones se repitan”.

Increíble: ¡La confesión, merece aplausos! Parece que los muertos y los heridos no merecen nada. ¡Lo que sigue es tratar de pactar lo más pronto este cese de fuego!

El Eln, fuera del paseo de la susodicha paz de Santos, hace ingentes esfuerzos (o atentados) para ser tenido en cuenta en este nuevo cuento de la paz total, y se hace sentir a lo largo y ancho de Colombia sin temor alguno, a sabiendas que el comisionado para la paz, en representación del gobierno Petro, en vez de rechazarlos, parece mostrar genuflexión inconcebible, como si no hablara en nombre de la institucionalidad.

“desde el comienzo hemos repudiado ese hecho, que el Eln se lo atribuya pues es un gesto de responsabilidad para aclarar la situación y ya habrá el momento y el escenario judicial para que estos hechos sean sancionados”, dijo Rueda al país. ¿De qué lado está Rueda?

¿Por qué el gobierno Petro sostiene a Rueda, si los resultados que presenta en 9 meses nos dicen que vamos hacia la guerra total, hacia el abismo? ¿Por qué sigue rodando Rueda de aquí para allá, con la complacencia del gobierno, si su “tarea” ofrece a hoy un balance tan pobre, igual o peor que el que le costó el puesto a la tristemente recordada exministra Corcho?

Espantoso que en este país, el horror siga siendo la moneda de cambio para quienes están en la ilegalidad, y más horroroso aún que los funcionarios del gobierno reciban con sumisión esa moneda, y la valoricen de tal manera que le vendan al país la necesidad de diálogos cuando no hay voluntad alguna; y, claro, diálogos donde va a salir perdiendo la institucionalidad y la paz verdadera que ansiamos los colombianos. O si no, sigamos examinando la realidad que vivimos, luego de firmada la paz, la paz de la Habana que, como una mofa dantesca, le dio ¡otro Nobel a Colombia!

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Redacción Minuto30

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