Llama la atención la manera en la empiezan a aparecer hallazgos de caletas de las FARC en Colombia justo en el peor momento de la dictadura de Nicolás Maduro en Venezuela y cuando él ha amenazado al presidente Santos con contar los secretos del proceso de paz con las FARC, todo porque el Nobel está intentando dar giros para desligarse de su relación con el chavismo.

Es probable que se trate de una simple coincidencia, pero suena al menos raro que estos datos aparezcan justo después de que la ONU entregara el reporte de tener registradas unas 7.000 armas, de las cuáles ya había recibido 140, de esta forma parecía tener todo bajo control para continuar con el desarme, o al menos ese fue el parte de tranquilidad y hasta festejo que se quiso dar al mundo. En otras palabras, era una forma de comprobar la buena marcha del proceso de paz, pero ahora como de la nada nos venimos a encontrar con estas sorpresas… ¿ases bajo la manga?, ¿formas de presión para demostrar que no todo está tan claro?, ¿será que se tenía conocimiento de esto desde antes?, ¿por qué las FARC no había entregado reporte de estas armas?

Recordemos que esa noticia en su momento también tuvo su enredo, como lo reseñó Eduardo Mackenzie en su columna del 20 de marzo en Periódico Debate, mientras el presidente Juan Manuel Santos hablaba de un inventario de 14.000 armas, su ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas, afirmaba lo mismo pero con unas curiosas variantes, al afirmar “Estamos en pleno desarrollo del desarme de las Farc”, lo que algunos diarios europeos interpretaron mal y los llevó a titular una noticia falsa, que las FARC habían entregado 14.000 armas. Para finalmente enterarnos por un comunicado que sobraban dos ceros, pues de momento la Misión de la ONU solo tenían 140 armas en su poder.

Pero volviendo al tema ¿será que Maduro tenía conocimiento de estas caletas?, ¿hará parte de los secretos a revelar? Es al menos extraño que Pastor Alape del secretariado de las FARC afirmara en febrero que “El 100 % de las armas de las FARC salieron de la confrontación”, y que ahora en este nuevo contexto y ante el hallazgo de tres caletas (en Puerto Leguízamo, la Macarena y San Vicente del Caguán), el jefe de las FARC Rodrigo Londoño, Timochenko, diga que hay 900 caletas por recoger y encima le eche la culpa al gobierno en los retrasos y se enoje con los militares por haber encontrado estas tres, ya que según él es solo una forma de dar “positivos”.

Las declaraciones de Timochenko son un blindaje perfecto, todo o que se encuentre en adelante hará parte de esas 900 que faltaban, y todos tan tranquilos. Si los procesos fueran limpios hubieran entregado esos datos desde el principio, pero aquí la intención es otra, Colombia ya ha vivido escenarios de simulación donde se entregan unas armas (generalmente en mal estado) y se guardan otras, que son recogidas por los mismos, por remanentes o por aliados. Las FARC son una guerrilla lo suficientemente experimentada como para que nosotros creamos la ingenuidad de que no tienen el registro de las armas y las caletas, la reacción de “yo si la iba a entregar, pero ustedes se me adelantaron para hacerme quedar mal” es ridícula, no es posible que nos crean tan ingenuos.

Pero ¿por qué debe importar Maduro en todo esto?, bueno, no solo porque sus declaraciones deberían ayudarnos a mirar con lupa nuestra realidad, sino porque también históricamente ha habido denuncias sobre la presencia de las FARC en territorio venezolano y hay al menos afinidad ideológica con este gobierno (algunos afirman que colaboración), tanto que las FARC han decidido manifestarse abiertamente a favor del gobierno de Maduro y la revolución bolivariana. Los mismo que se supone hoy hablan de paz, aplauden y defienden la dictadura, una dictadura que no tiene problema en armar colectivos (esos sí paramilitares en todo el sentido de la palabra) y dispararle a gente que protesta pacíficamente y aun aquellos que están tranquilos en sus casas… solo eso debería alarmarnos.

Aquí no se trata de estar a favor o en contra de Uribe o de Santos, una cortina de humo que debemos empezar a quitar. Se trata de estar en contra de ideologías perversas que hablan de democracia cuando les conviene, pero que no tienen ningún reparo en tomar las armas cuando se les contradice (eso explicaría que conserven caletas). Increíblemente hay gente que cree que las FARC respetan los juegos democráticos… si para ellos Maduro es un demócrata, creo que tenemos conceptos muy distintos sobre la democracia, pero no hay peor ciego que el que no quiere ver.

Apostilla: Respecto a los románticos que sueñan con ver fundidas las armas del conflicto y convertidas en una bonita obra de arte, tal y como se propuso en los acuerdos, recordarles que como bien lo explicaba el Dr. Andrés Úsuga Marín, que ello evitaría la trazabilidad, y con ello muchos posibles cómplices del conflicto colombiano quedarían libres de culpa pues se eliminaría la prueba. ¿De dónde han salido las armas?, ¿cómo han llegado a las FARC?, si las hurtaron ¿las tienen reportadas como perdidas los ejércitos de otros Estados o no?, si las compraron ¿quiénes las vendieron?, ¿quiénes las fabricaron?… si se quiere verdad, justicia y reparación, no se pueden eliminar las pruebas.

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Redacción Minuto30

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