Si los contagios se dispararon por las reuniones familiares y no por el comercio, ¿Por qué la obsesión por mantenerlo cerrado? No deja de rondar este pensamiento en la mente de miles de ciudadanos que han perdido su empleo y que ya no pueden más con la improvisación de la alcaldesa de Bogotá, Claudia López.

Y es que desde los inicios de su mandato ya anunciaba un destino trágico para el comercio; cuando a inicios de 2020 había aprobado cuatro marchas en un solo mes, una por semana, mientras el comercio apenas se recuperaba de la oleada de saqueos, vandalismo y cierres provocados por el paro en 2019.

Mismo comercio que durante 2020 estuvo cerrado por casi 5 meses, mientras la alcaldesa prometía que usaría este tiempo para instalar cerca de 4.000 Uci’s nuevas para Bogotá, y transformaba Corferias un hospital de baja complejidad para preparar la ciudad en el segundo pico de contagios.

Para esto dispondría $200.000 millones según cifras dadas por la administración distrital, todo, para cerrarlo a escasos meses de su operación por bajos niveles de ocupación. Hoy, el sistema de salud registra colapsos en la red hospitalaria y altos niveles de ocupación, los cuales la alcaldía niega rotundamente, mientras el personal médico pide se asuma responsabilidad y se informen las cifras reales de ocupación ¿y las Uci nuevas alcaldesa? ¿O todas las trabas al comercio y el tiempo que pidió a la ciudad eran pretextos?

Según Fedesarrollo, Bogotá es la ciudad del país con mayores pérdidas proyectadas para 2021, con 48,4% del total de las pérdidas a nivel nacional, es decir, la mitad de las pérdidas de todo el país; y con un promedio que oscila entre $4,1 y $6,1 billones. Esto, gracias a que la ciudad abrió el 2021 con cuarentenas focalizadas por localidades, toque de queda nocturno, pico y cédulas, ley seca y cierres estrictos todos los fines de semana del mes.

Nuevamente el comercio formal resulta siendo el más afectado, mientras la alcaldesa sigue tratando de ocultar la ineptitud de su gobierno, la ineficacia de las excesivas cuarentenas de 2020, y el desbordado populismo con el que ha manipulado los medios de comunicación, a los cuales recordemos, dió cerca de 6 mil millones para pauta publicitaria en plena crisis económica de la ciudad.

Lo más irónico de todo, es que ese comercio que tanto se empeña en destruir, es el que paga impuestos y aporta más (y mejores) empleos e ingresos para los ciudadanos; sin contar, que también es una herramienta clave para el rastreo y seguimiento del número de contagios, comportamiento civil y económico de la ciudad. O ¿Es que el comercio informal guarda los protocolos de bioseguridad, realiza encuestas, cumple con aforos, pico y cédulas etc?

El comercio formal ha hecho todo, por sobrevivir a Claudia López y al coronavirus en Bogotá. Se ha ajustado a cuanta medida y decreto se le ha ocurrido al distrito, ha invertido en protocolos, ha sostenido al máximo su nómina de empleados, ha pagado arriendos, inventarios, e impuestos; esos que el mismo distrito solo ha otorgado plazos de un par de semanas extra para el pago, y que no perdonan embargos ni cierres por falta de recursos.

El comercio de Bogotá ha puesto su mejor cara para enfrentar la pandemia, salvar la economía y reactivarse, mientras la alcaldesa quiebra empresas como por deporte para administrar pobreza; y ni siquiera se pone de acuerdo en sus explicaciones: dice que las reuniones familiares dispararon el rebrote del virus, luego que “la nueva cepa está en la ciudad” sin evidencia científica, pero cierra el comercio y acaba con la actividad económica de Bogotá, ¿Y la coherencia?, lo que es cierto, es que se nota mucho la obsesión por mantener cerrado el comercio. Tanto, que decretó una nueva cuarentena total, donde es inminente se acabará el poco comercio que sobrevive.

@josiasfiesco

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Redacción Minuto30

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