El 30 de mayo (ó 20 de junio en caso de haber segunda vuelta) los colombianos elegiremos al próximo Presidente de nuestro país. Es claro que el tema de la seguridad seguirá siendo prioritario para el siguiente Gobierno, sea cual fuere el candidato elegido, pero también se deben avanzar en temas como el sistema de seguridad social, el desempleo y la distribución de la riqueza.

No sólo el sistema de seguridad social en salud ha entrado en crisis, la convivencia del sistema de ahorro privado y el régimen de prima media en pensiones también es inconveniente. Aunque la declaración de la Emergencia Social fue un paso importante en la búsqueda de una solución, se queda corta frente a la magnitud del problema. Se debe pensar en una reforma estructural en la cual prime la idea de que la salud es un derecho universal para todos los ciudadanos, pero sin descuidar criterios técnicos como la sostenibilidad financiera del sistema.

Por el lado de las pensiones se debe pensar en una reforma financiera que haga que en el largo plazo el sistema privado de pensiones sea más rentable para el trabajador que el de prima media. Ampliar el rango de actividades en las cuales puedan invertir prudentemente los fondos privados, puede ser una solución.

Por el lado del desempleo, Colombia se ubica actualmente con el mayor índice de trabajadores cesantes de la región, 12,6 por ciento como proporción de la población económicamente activa en febrero pasado, problema que se ha tornado estructural. Algunos candidatos han propuesto quitar las exenciones y alivios tributarios que actualmente tiene la inversión y destinarlos a la generación de empleo. Esto ayudaría, pero no sería la mejor salida.

El sistema productivo colombiano ha demostrado históricamente una debilidad importante a la hora de generar empleo: en épocas de expansión económica el desempleo no cede, tal y como sucedió en los auges de la década de los 70, de mediados de los 90 y el de 2007. Por tal razón, se deben pensar en políticas estructurales de mejora en la calidad de los trabajadores (mayor y mejor educación) y reducción en los costos del empleo.

De la misma manera, la distribución del ingreso en Colombia medida por el coeficiente de Gini se encuentra en alrededor del 54 por ciento, cifra que no cede, como se esperaría, en periodos de auge.

Pero la distribución de la riqueza en Colombia no sólo ha sido un problema a nivel interpersonal, sino también a nivel regional. En el caso del primero, es importante tener en cuenta que el problema de la inequidad se encuentra fuertemente relacionado con el problema de la distribución de tierras, tema en el cual urge una reforma que estimule el uso racional de suelo en el país. En el caso del segundo, se debe pensar en avanzar en un proceso de descentralización y fortalecimiento económico del ámbito local, teniendo muy en cuenta las particularidades de las distintas regiones del país.

Tanto el desempleo y la imparcialidad pueden ser atacados con fuertes políticas educativas, encaminadas a mejorar la calidad mediante la evaluación constante de estudiantes y docentes, ampliar la oferta de educación técnica y tecnológica y gratuidad para niños de escasos recursos, entre otras. Esto reduciría las brechas educativas de la población colombiana para disminuir la inequidad e impulsar la generación de empleo.

ricardorojas270@yahoo.com

(Ricardo Rojas Parra)

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Redacción Minuto30

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