Crítica sorda y fastidiosa

Hace muchas semanas no visito el centro internacional del mal gusto y la ridiculez disfrazada de moda, no sé a cuál de los genios de la planeación metropolitana se le ocurrió llamarle parque, pensaría que lo heredamos de la 93 en Bogotá y allá lo habrán mal copiado de alguna capital lejos de nuestro valle de lágrimas como se le conoce al país del sagrado silencio.

Juan Caval *

No es tema nuevo el afán de implementar políticas públicas ajenas, introduciéndolas a toda costa con grandes presupuestos que con el pasar de las administraciones se convierten en alarde de los candidatos repitentes en búsqueda de la influencia y el pulso político, en cada oportunidad se recuerda a los votantes sus obras y avances, mirando el pasado con nostalgia y argumentado su gestión como el motivo para obtener nuevamente el favor popular.

Quizás ese fue el éxito de Fajardo hace algunos años al ganar la alcaldía de Medellín, nada que recordar mucho que proponer, pero hoy cae en el vicio tradicionalista político de pasar la cuenta de cobro por aquello que fue.

Nuestros libre pensadores de ciudad y futuros gobernantes, secretarios y asesores, comienzan el rastreo de políticas sociales, económicas y públicas en sus múltiples viajes a Holanda, España, Francia y demás, olvidando que mientras ellos viven revoluciones tecnológicas y espaciales, aquí apenas estamos abriendo caminos en la selva (sin reparo en el índice de destrucción del medio ambiente) con nuestras carreteras ejemplo de la vergüenza internacional y la falta de presencia estatal.

Igual no importa, si allá donde la cultura permite tener conciencia del voto, funcionó, lo más lógico será que funcionará en las montañas necesitadas de vivienda digna, alimentos, educación efectiva, salud y otras tantas cosas que se dejan de suplir por esa necesidad compulsiva de compararnos con otras regiones por nuestras obras dignas de galardones, cuando nos deberían comparar en el índice de hambre, desnutrición, protección de la niñez y esos temas que se tocan en campaña exclusivamente para decirle a la gente lo que quiere escuchar pero que jamás cumplirá, lo peor es que lo sabemos, hasta lo aprobamos, es como si estuviera codificado en el ADN del votante Colombiano.

No sé en qué momento olvidamos que un departamento o municipio sin dignidad de sus habitantes merece de manera prioritaria y sin reparos propuestas serias de carácter social pensadas para nuestra realidad.

Es reiterada la crítica y sé que suena sorda y fastidiosa, incluso falta de argumentos, pero en mi cabeza no se hace representable el salario gerencial de UNE y EPM contrastado con las madres cabezas de hogar que injustamente pierden el derecho a la energía por no efectuar un pago de $ 30.000 pesos.

¿Cuántas muertes y asaltos debemos a la necesidad de pagar una factura?

¿Será directamente proporcional con el aumento de la prostitución de madres y niñas?

¿Acaso no es una política social urgente solucionar la imposibilidad del pago de servicios públicos de aquellos que se encuentran en problemas para vivir dignamente?

De esa cifra no se habló en la rendición de cuentas y menos de la cantidad de mujeres violentadas sexualmente.

Nuestros candidatos a la alcaldía están en una constante guerra de ideas, compitiendo entre ellos para saber cuál promete el mejor imposible como respuesta a los problemas de 7 años de administración improvisada y perezosa, esa misma ambición de implementar políticas urgentes en temas de movilidad, seguridad y empleo, sin una proyección más allá de 4 años (al parecer según la última encuesta tendremos una continuidad de 12, mis coterráneos parecen estar felices con la desfachatez vestida de moral) no permitirá construir un proyecto de ciudad verdadero con una identidad propia.

Lamento mucho destruir el orgullo de ciudad de los amantes de las mentiras, pero no somos ninguna tacita de plata, no somos ninguna bella villa, somos los habitantes de un lugar improvisado, que construye obras públicas sin conciencia ambiental, sin pensar en el futuro, pero si la obra otorga premios es suficiente para continuar mintiendo y hablando de una supuesta capital más imparable y educada.

En entrevista con Medellín tu Cuento, Darío Montoya ex director del SENA, habló un poco de la educación en la ciudad, al momento de preguntarle por los premios que ganó la administración por la educación, en un tono fuerte y reflexivo indagó por esos premios, señalando que tales no existen en materia educativa, quizás arquitectónica, dejando con sus palabras una pregunta necesaria para estos próximos 4 años ¿el éxito de la educación depende exclusivamente de estructuras?

Parece que muchos no tenemos claras las preguntas para los próximos 4 años con el fin de clasificar las prioridades y a otros no parece importar, ya que su voto radica en la exclusividad de la moral y las buenas costumbres asociadas a un color, que con el pasar de los días heredó el tercer tono de la bandera y según ellos sin perder la dignidad.

En mi intima convicción, quisiera que para estas elecciones no estuvieran de moda los símbolos patrios del culebrero, ni las vírgenes con mantos verdes, coronas de girasoles y escarapelas rojas, quisiera que estuviera de moda el rechazo a las vallas, a los volantes, a la contaminación con esa basura publicitaria que parece no garantizar votos, pero lo que más quisiera que estuviera de moda sería la conciencia de los candidatos, para dejar de prometer la implementación de obras y políticas públicas que en el mediano plazo terminaran derrumbadas como muy pronto lo veremos en la avenida oriental.

No necesitamos un alcalde y menos un gobernador con deseos faraónicos de ser recordados eternamente por sus construcciones, necesitamos que entiendan que con hambre no se aprende ni se hace la paz. @juancaval

* Juan Caval es crítico político, termina sus estudios en la Universidad de Medellín como abogado, trabaja en el sector privado y adelanta procesos de estructuración en oralidad y concursos que permitan la expresión a través de la palabra. Es asesor de campañas políticas para enfrentar debates de argumentos y actualmente lidera el proyecto Medellín tu Cuento, diseñado como un espacio para escuchar propuestas de ciudad que permitan el desarrollo cultural y social.