Actualmente se encuentra en trámite en el congreso la llamada reforma política, una reforma con distintos matices y que dependiendo de los puntos que se aprueben puede estimular y favorecer a qué se cometan actos de corrupción; o de otra parte podría ser la oportunidad para que esta se convierta en una herramienta que sirva para hacerle frente a este flagelo.

Empecemos hablando de lo bueno. Por ahora parece que se aprueba que la participación de la mujer sea de un 33% en el año 2019 y que aumente a un 50% para el año 2022 en los listados que se presenten para elegirse por elección popular. Un gran paso en materia de equidad de género que puede llegar a ser el incentivo que estaban esperando muchísimas mujeres talentosas que no han sentido que existan las suficientes garantías para lanzarse en el campo político, tradicionalmente machista.

El otro punto importante dentro de esta reforma es el de limitar los periodos de reelección de las dignidades elegidas mediante elección popular, punto que ya se había propuesto en la Consulta Anticorrupción que sacó más de once millones y medio de votos y que representaría el primer paso para una verdadera renovación política; lastimosamente hasta el momento este punto no se ha aprobado, ya que parece hacer eco la famosa frase que afirma que ‘es muy difícil que los corruptos se autorreformen’ sobretodo en un Congreso que configura fácilmente mayorías con partidos cuestionados como Cambio Radical, la U y el Liberal.

Ahora entremos en los puntos álgidos, entre esos encontramos que uno de los de mayor polémica, es el que pretende que el gasto del 20% del Presupuesto General de la Nación sea decidido por el Congreso, es decir se pretende politizar el gasto de la nación por encima de los criterios y argumentos técnicos, entregando en manos de una de las instituciones más desprestigiadas del país parte del presupuesto nacional; aumentando así el riego que este se utilice para favoreces alcaldes y gobernadores del gobierno de turno dependiendo de cómo este configure sus mayorías.

El otro punto álgido y unos de mayor debate e interés ha sido el que busca que hayan listas cerradas a partir del año 2019, lo cual aparentemente podría significar una disminución significativa de la corrupción en lo que concierne a las campañas electorales, ya que aprobándose esta figura se cree que se puede evitar la compra de votos y las componendas burocráticas para llegar al poder; sin embargo la corrupción toma muchas formas y se adapta a los nuevos escenarios, por lo que desde mi punto de vista la corrupción pasará de las calles al interior de los partidos. No sería raro que por un buen puesto en una lista cerrada se empiecen a ver casos de nepotismo y de transacciones de grandes cantidades de dinero para obtener un mejor puesto en las listas, limitando la participación en política de las personas que no sean familiares o allegados a los poderosos, o de los que no tengan grandes cantidades de dinero para comprar un buen puesto en la lista. Por lo que la lista cerrada sería buena y lograría fortalecer los partidos, solo si se establece un mecanismo de democracia interna obligatorio, estandarizado para todos los partidos, transparente y de fácil acceso para cualquier ciudadano; como las consultas internas.

Finalmente quiero hacerle una respetuosa invitación a los lectores, para que exijan a sus Representantes y Senadores que aprueben la reforma política, pero de tal forma que esta se convierta en una verdadera herramienta contra la corrupción, que incentive la participación democrática de cualquier ciudadano, incentive la participación de la mujer y que favorezca la renovación política. Para que los políticos se dediquen a eso a hacer política, los Congresistas a hacer leyes y ejercer control político; en lugar de estar pensando en feriarse el presupuesto de la nación en la plaza pública.

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Redacción Minuto30

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