Eric Torales regresó de Estados Unidos el 13 de marzo y al día siguiente participó en una fiesta de 15, donde estaba presente toda su familia en la ciudad Argentina de Moreno. Eric contagió de coronavirus a 15 personas, entre ellos, a su abuelo que falleció
El pasado lunes Eric Luciano fue inculpado por propagar la enfermedad de manera culposa o por imprudencia al violar la cuarentena obligatoria.
Al día siguiente de regresar de Estados Unidos, el joven fue a la fiesta de 15 de su prima ya que “la fiesta tiene un significado afectivo muy especial conforme a las costumbres argentinas…era algo único e irrepetible”.
Aunque el joven se negó a declarar, su defensa presentó un escrito en el que decía, Eric “decidió ir ya que este tipo de eventos tiene un significado afectivo muy especial conforme las “costumbres argentinas” y porque constituía algo “único e irrepetible”, de acuerdo al portal Minutouno.
Al principio no sentía síntomas de coronavirus
En el escrito presentado por su defensa como descargo por haber contagiado de coronavirus a quince personas en una fiesta de 15, dijo que “hasta me di el gusto de bailar un buen rato”.
Asimismo, describió que se sentía bien y no tenía ninguna afectación en su salud, por lo que participó activamente en algunos bailes.
Pero en los días siguientes presentó fiebre y siguiendo el protocolo del caso, asistió a un centro de salud y fue internado en una Clínica Privada de la Capital Federal.
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El resultado de la prueba la conoció el pasado 20 de marzo, la notificación decía que era portador del COVD19 y el 23 de ese mes le dieron de alta. Debía estar en cuarentena obligatoria en su casa.
El joven en su descargo dijo que “nunca, jamás, hubiese imaginado que podría resultar ser portador del virus; y menos podría decirse que tuve la menor intención de contagiar absolutamente a nadie; y menos a un a personas que forman parte de mi entorno familiar”, informó el mismo portal.
Un juez le dio un embargo de 50 millones de pesos sin prisión preventiva y eligió la figura culposa y no la dolosa.
Así se refirió el juez Nestor Barral ante el hecho: “conforme surge de algunos testimonios de los concurrentes a la fiesta, el nombrado saludaba de lejos a los invitados, lo que revela que no tenía intención de contagiar ni de propagar el virus”.
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