Tras la polémica consulta popular, llevada a cabo el pasado domingo 19 de noviembre para escoger el candidato Liberal a la Presidencia de la República, vale la pena hacer un alto y partir de este ejercicio democrático para hacer algunas reflexiones.

La consulta popular constituye uno de los principales legados que dejó el inmolado líder, Luis Carlos Galán Sarmiento, para la democratización de los partidos políticos en Colombia.

Partiendo de esta premisa, vemos como la Constitución Nacional de 1991 consagró en su artículo 103 los mecanismos de participación ciudadana, para que el pueblo hiciera uso de su soberanía; dentro de los cuales se encuentra la consulta popular, la cual fue, posteriormente reglamentada por la Ley 134 de 1994.

En esencia, la función de la consulta popular, es convocarnos para que como ciudadanos, nos pronunciemos sobre determinados temas de trascendencia; lo vimos por ejemplo con la consulta popular de Cajamarca – Tolima, donde la ciudadanía le dijo NO a la explotación minera en su municipio, o no yéndonos muy lejos de nuestra querida Antioquia, también vemos la reciente consulta popular de Envigado, oportunidad en la que la ciudadanía dio el visto bueno para que este municipio ingresará al Área Metropolitana del Valle de Aburrá, después de 36 años de no formar parte de esta.

Así entonces, el pasado fin de semana, haciendo uso del mecanismo constitucional de la Consulta Popular para que los partidos políticos puedan elegir a los candidatos que los representan, se convocó a la ciudadanía, en especial al millón cuatrocientos mil (1.400.000) que somos militantes liberales, para que eligiéramos el próximo candidato Liberal a la Presidencia, consulta que más que popular, se convirtió en impopular, con ocasión a su “alto costo”.
La democracia cuesta, y si no hacemos uso de ella, posiblemente, ahí sí, terminemos como Venezuela, con una dictadura a cuestas.

Colombia es un Estado Social y Democrático de Derecho, lo cual no se puede obviar, simplemente porque una elección tenga una erogación que se considere elevada.

Por otro lado, más allá de criticar el hecho de que por quinta vez en la historia, el Partido Liberal Colombiano decidió elegir su candidato de manera democrática y participativa, haciendo uso del mecanismo y no en un conciliábulo a dedazo, indaguemos que pasó con los demás partidos como el Polo, el Verde, y el Conservador, que aun habiéndola solicitando, prescindieron de ella.

Para profundizar, haré un zoom a lo que han sido las consultas populares liberales para elegir candidatos a la presidencia por esta colectividad, que quizá antes no causaban tanto resquemor porque no nos encontrábamos inmersos en las redes sociales que hoy lo difunden todo, hasta mentiras, mal llamadas posverdad.

Dentro del histórico de consultas liberales, la primera data en 1990 cuyo vencedor fue César Gaviria, siguiéndole la de 1994 donde se enfrentaron Ernesto Samper y el hoy candidato presidencial Humberto De La Calle, después en 2006 el ungido fue Horacio Serpa y en 2009 elegimos a Rafael Pardo. Comparativamente, de acuerdo a los votos obtenidos en cada elección, hay una disminución en la participación, situación que no se puede analizar aisladamente a los contextos políticos y sociales de los correspondientes momentos históricos, partiendo de la base de que para la época de los 90, los liberales ascendían aproximadamente a 90 curules en el Senado.

Si a usted como ciudadano o ciudadana le son indiferentes las decisiones políticas trascendentales que tomen en su nombre o representación, entiendo su inconformidad y de paso le invito a que trascienda de ocupar determinado espacio-lugar, para que mire más allá, y recuerde que si usted no se mete con la política, ella si se mete con usted. En mi caso, me gusta participar de la vida democrática y política del país.

Ahora bien, si las consultas más que populares resultan impopulares, pues entonces que se reforme la constitución y se elimine el mecanismo de nuestro sistema democrático, no obstante, vale resaltar que, en ultimas, las consultas populares nos consultan si estamos o no de acuerdo con determinada situación.

Colofón: En el auge de la revocatoria de mandato de Peñaloza, y el plebiscito por la paz 2016 (segundo en la historia del país), cabe hacer mención a los otros mecanismos constitucionales de participación ciudadana, los cuales, a la postre, son poco utilizados: el referendo, el cabildo abierto, la iniciativa legislativa y la revocatoria del mandato.

@ElianaGomez

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Redacción Minuto30

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