Hay que viajar despacio y huirle a los tumultos y a la agitada vida social. Deje los problemas en casa.

Escribo este artículo mientras, de reojo, contemplo el muy azul e infinito mar Caribe a bordo de un crucero. Partimos desde Miami, pasamos por Key West en La Florida y por Cozumel, en México. El próximo puerto: las islas Gran Caimán. Desde este paisaje voy a dar algunos consejos sobre cómo descansar de verdad en las vacaciones.

Eso suena, a simple vista, muy elemental. Pero realmente tiene su ciencia. Una mala elección, tal vez tomada por desconocimiento, improvisación, o por aprovechar una promoción, puede hacerle pasar las peores vacaciones de su vida.

Y sí, a bordo de este buque para 5.000 personas, que es una ciudad flotante con todas las atenciones, corroboro que los cruceros son una muy completa opción para salir de vacaciones y descansar. Analicemos cada una de las posibilidades a la mano de los viajeros.

Los cruceros

Cada vez son más baratos (este, de la naviera Carnival, cuesta desde 400 dólares todo incluido, menos los tiquetes aéreos hasta Miami) y ya a bordo solo hay que pasarla bien. Ventajas de los cruceros: incluyen la alimentación, hospedaje, entretenimiento, visita a puertos –donde se podría quedar descansando en una playa o conociendo un destino- y excursiones (aunque estas últimas hay que pagarlas aparte); se conocen varias islas, ciudades y países, y hay planes para los niños y los adultos. Desventajas: hay unos que son muy masivos (suelen ser los más económicos), a veces hay que comer en la misma mesa con desconocidos o hacer fila en los restaurantes. Y las estadías en los puertos son muy cortas. Dato: no suelen incluir los tragos. Aunque hay cruceros más costosos, que garantizan exclusividad y atención de lujo. Todo depende del bolsillo.

Destinos de sol y playa

Para descansar de verdad son ideales estos tipos de destinos. Nada mejor que la brisa, el mar, un libro y una piña colada en un idílico paraje caribeño. Pero ojo: hay que saber escoger y huir de los destinos u hoteles masivos -todo incluido-, llenos de entusiastas recreacionistas, fiestas de día y de noche, niños corriendo por todo lado y música a todo volumen. Hay destinos tranquilos, lejanos, elementales -sin grandes infraestructuras-, donde la comunión con la naturaleza y la vida sencilla le permitirán descansar realmente. Y los precios suelen ser mucho más competitivos.

¿Viajar solo o con una agencia de viajes?

Depende de la experiencia que se tenga con los viajes. Si se es un viajero principiante o si piensa enviar a sus padres de vacaciones, es mejor que acuda a una agencia de confianza que lo asesore con los trámites de visados -si es el caso- y que en un solo paquete garanticen tiquetes aéreos, alimentación, traslados entre aeropuertos, hospedaje y las excursiones. Es un mito: las agencias no cobran caro y, al contrario, prestan un servicio que garantiza confianza, seguridad y respaldo.

Viajar despacio

Nada mejor que viajar con el tiempo propio, hacia donde nos lleven el instinto y los pies, sin tener que cumplir agendas ni compromisos. Los destinos se disfrutan mejor si se exploran con tiempo, con un mapa y una guía a la mano -con información previa para saber a dónde ir- y unos buenos tenis para caminar. Es una delicia detenerse en un jardín a tomar el sol, dormir o hacer un picnic. Aunque viajar despacio no significa improvisar. Hay que tener todo resuelto (tiquetes, hospedaje, traslados) para evitar inconvenientes que puedan arruinar sus vacaciones. Insisto: la información previa es fundamental.

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Los tours maratónicos

Esos tours que incluyen 30 ciudades de siete países de Europa, en tres semanas, son la peor opción para descansar. No hay nada más estresante en un viaje que estar sometido al ritmo de un grupo de desconocidos y a un guía controlador. En estos tours nadie puede tomar sus propias decisiones. Sí, se conoce mucho, pero a la carrera. Resulta muy frustrante bajarse frente a la torre Eiffel, tomarse la foto y subirse a los dos minutos a un bus repleto de turistas porque hay que cumplir con un itinerario. Frustrante no poder tomarse su tiempo para explorar los destinos como a uno le surja la necesidad. Si su idea es descansar, descarte este tipo de planes. Nada más inspirador que recorrer las ciudades europeas sin itinerarios, espacio, ‘saboreando’ cada momento.

Desconéctese

No se lleve trabajo pendiente. Deje los problemas en la casa, que después habrá tiempo y forma para resolverlos. Que las vacaciones sean un regalo para su espíritu, un espacio para usted mismo. Ojalá pueda desconectarse, pero de verdad. Evite revisar el correo electrónico y las redes sociales. Evite estar buscando WiFi en cada esquina, o si lo hace, que sea para actividades gratas como compartir sus fotos y experiencias en redes sociales. Conéctese, pero con moderación. Hay viajeros –muchos- que pierden la oportunidad de disfrutar los destinos por estar viviéndolos a través de Facebook.

¿Para qué sirven las vacaciones?

Muchos opinan que es el momento en el que realmente se vive la vida con intensidad, pues se deja de tener la cabeza en las obligaciones diarias, para salir a explorar, disfrutar, saborear y vivir intensamente las nuevas actividades y lugares a los que nos vemos abocados en las vacaciones. Además, todos necesitamos de una válvula de escape a las obligaciones cotidianas para sobrellevar las actividades durante el año. En este momento nos podemos dedicar a las aficiones, lugares y personas para las que no tenemos todo el tiempo que quisiéramos a lo largo del año.

SÍNDROME DE ESTOCOLMO EMPRESARIAL

Originalmente, se habla de este síndrome cuando una persona siente empatía o, incluso, se enamora de alguien que lo mantiene en cautiverio. En este caso, se le llega a nombrar así a una persona que se siente en tensión cuando se aleja de su vida laboral, y angustia por creer que no puede desprenderse de sus actividades de trabajo. Más aún, se le llama así cuando la persona está en un ambiente laboral hostil, pero no hace nada por retirarse de allí y, entonces, le cuesta pedir vacaciones o desconectase de la empresa cuando las tiene. Para esto se necesita ayuda de un terapeuta.

El verdadero descanso

  1. Hay que tomar vacaciones por lo menos una vez al año.
  2. Cuatro días no son vacaciones, hay que hacerlo mínimo dos semanas.
  3. Procure que las vacaciones no se den con un grupo tan grande que termine agotándolo por intentar conciliar tantos intereses al tiempo.
  4. Hay que tener presente los temas de salud. Por eso, para viajar más tranquilo incluya un seguro médico en su paquete de viaje y lleve medicinas básicas: antihistamínicos para alergias, píldoras para el dolor, para el mareo, la indigestión, antibióticos (y úselos solo si es necesario en caso de infección). Además, lo necesario para atender pequeñas heridas como desinfectantes, curitas, gasa y esparadrapo.
  5. No se le ocurra regresar el día antes de entrar a trabajar. Tómese uno o dos días para desempacar la maleta, dormir un poco y, en general, no hacer mucho.
  6. Antes de irse, piense en lo que realmente le gusta y lo hará relajarse: si lo que quieres es salir a conocer, o si no busca esforzarse mucho para recorrer un lugar.
  7. Aunque la recomendación es organizar previamente con cuidado las vacaciones, lo mejor será deshacerse de horarios, descubrir una agenda propia cada día, dejarse sorprender por lo que viene; esta es una gran manera de liberarse de las tensiones de la cotidianidad.
  8. Pero si no quiere viajar, es posible descansar muy bien en casa si se dedica a hacer actividades que le produzcan placer como ver películas, leer un buen libro, verse con amigos, salir a caminar o escuchar música.
  9. Y aunque vaya a descansar en su casa, no se quede sin hacer nada, no permanezca horas sentado frente al televisor, porque, además de no hacer nada productivo por usted, corre el riesgo de querer incluso volver a la oficina para “tener algo que hacer”.
  10. Antes de irse de vacaciones, lo ideal es organizar el tiempo para dejar el menor número de actividades posibles. Así, no llegará la depresión postvacacional después de que encuentre un sinnúmero de tareas sin resolver.
  11. Cuando vuelva a trabajar, piense también en sumar a sus días actividades que le generen placer, como visitar un restaurante con sus amigos, salir el fin de semana de la ciudad y pasar más tiempo con la gente que quiere.

Fuente: MedPlus
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