La marcha promovida por el Centro Democrático programada para el próximo 1 de abril que busca enaltecer la voz de protesta de los colombianos hastiados de las arbitrariedades y las medidas muchas veces dictatoriales que ha adoptado el gobierno de Juan Manuel Santos, se quedó corta al llamarla #MilRazonesParaMarchar, la frustración sería menor si sólo fueran mil razones, desde hace siete años los colombianos tienen una alcancía de fracasos respecto del país en la cual han ido acumulando razones que sobrepasan el millón.

Por dónde empezar en el mar de desaciertos de Juan Manuel Santos hasta hoy y los que nos esperan, su más grande legado además de un desafortunado Nobel de Paz que más que orgullo produjo repudio, es una economía decreciente y toda una generación que está a la deriva de la incertidumbre jurídica e institucional.

Hay que reconocer que indiscutiblemente Juan Manuel Santos es y será un nombre difícil de olvidar, porque qué otro presidente había sido electo por un discurso y haber gobernado en contra de todo aquello que predicó, de demostrarle al país que la deslealtad paga y paga muy bien, al final ocupó la vacante del poder público más importante del país. Qué otro presidente tiene las agallas de negar la realidad y problemas del país ante todos los medios “El tal paro agrario no existe”. Cómo no admirar al mandatario de la “Paz” a quien se le adjudica lograr la firma de un proceso de paz con las FARC-EP dejando a merced de ésta guerrilla la constitución, las instituciones legítimas del Estado y no siendo eso suficientes suplantar la soberanía popular desconociendo los resultados de un plebiscito. Nos enseñó de austeridad por hacer todo lo contrario y doblar la deuda externa del país.

A su capacidad camaleónica le podemos agregar también esa habilidad de juego de roles que desde el 2010 le apasiona al presidente, rindiéndole el más fiel homenaje al Samperismo, les devolvió a los colombianos su capacidad de asombro, quien iba a pensar que 22 años después del proceso 8000 los líderes políticos iban a contagiarse de esa epidemia de ceguera crónica. Como parte del espectáculo está Prieto en el papel del ex ministro Fernando Botero y como un déjà vu personalidades públicas como Horacio Serpa o Juan Fernando Cristo dicen exactamente lo mismo que en el 97, defendiendo lo indefendible, victimizando al victimario, casualmente el escándalo de corrupción al que hoy estamos sometidos con la multinacional Odebrecht le tomó por sorpresa a Juan Manuel Santos, él se enteró hace tan sólo un par de días, la ceguera arrasó por completo los sentidos del actual presidente, quien no se dio cuenta ni el 2010 ni el 2014 de la contaminación visual al que su campaña impuso a lo largo y ancho del país de la mano claro de los medios de comunicación que fueron capaces de promoverlo y justificarlo, santos fue santificado hasta hoy.

Más allá del origen e interés político detrás de la marcha del 1 de abril, no salir a marchar es ser cómplice de todos y cada uno de los atropellos de un gobierno vanidoso y sin vergüenza. @bonnie_arp

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Redacción Minuto30

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