El 4.08% del PIB colombiano, fue lo que representaron las transacciones realizadas por intermedio de los procesadores de pago CredibanCo, Redeban y PSE en 2015, con un total de 49 millones de transacciones representadas en USD$16.329 millones, resultados que son muy satisfactorios si comparamos el insipiente 2.63% del PIB arrojado en el año 2014 respecto a las mismas operaciones.

El “non-store retailing” es el término acuñado para agrupar, tantos las formas de comercio electrónico, que son las ventas realizadas por fuera de una tienda física, como las ventas directas.

En esta forma de comercio, según la revista Forbes México, América Latina está evidenciando el inicio de un gran “boom”, donde el crecimiento promedio anual, de los últimos 5 años, es del 10.6%, mientras que el de las ventas en tiendas físicas es de apenas el 5.5%. Este auge se ha desarrollado fuertemente en países como Chile (14.6%), Colombia (13.3%), Brasil (9.8%), y México (9.1%) y está por presentarse en el resto de América Latina con la misma agilidad.

Según la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico, el país incrementó en el año 2015 un 64% las transacciones por internet con respecto al 2014; las categorías más relevantes son: Gobierno (18%), Financiero (17%), Tecnología y Comunicaciones (15%), Transporte (12%), Otros Servicios (12%), Comercio (9%), Educación (6%), Servicios Públicos y TV por Cable (4%), Salud y Belleza (2%), Entretenimiento (2%), Vivienda (2%) y Servicios Empresariales (1%).

Los reportes que dan las entidades colombianas respecto al comportamiento del comercio electrónico son alentadores y contagian del optimismo necesario para afrontar, a tiempo, los nuevos paradigmas del mercado, tanto para las nuevas empresas, como para las ya existentes.

Sin embargo, si nos detenemos un poco en las cifras que dan cuenta de cómo se están distribuyendo las transacciones en las diferentes categorías, el comercio tiene apenas el 9% de participación, variable que debería tener mucho más protagonismo por los efectos positivos que genera al interior de una economía.

Las nuevas formas de mercado, a las que pertenece el comercio electrónico, ameritan unos retos mucho mayores, entre otros, en el tema de logística, derechos del consumidor, transporte y seguros; migrar todo el aparato comercial tradicional a los nuevos canales significa trabajar, como país, en el aumento de la bancarización de la población, el mejoramiento de la seguridad en las plataformas de pago, el acceso a internet, seguridad y diversificación de los servicios “puerta a puerta”, para el caso de las empresas de transporte.

Todo parece indicar que éste es el momento indicado para que, tanto las nuevas ideas de negocio, como las empresas colombianas tradicionales, comiencen a desarrollar nuevas estrategias que les permita afrontar los cambios que el mercado está presentando de una manera natural y paulatina.

El comercio electrónico, así como los demás métodos alternos de retail, son una realidad que las empresas deben estar considerando en sus estrategias de corto y mediano plazo, para lograr formas más eficientes de atender su mercado y de cumplir con su oferta de valor hacia los clientes.

Es una historia que sabemos cómo termina, si estudiamos un poco el comportamiento del mercado Estadounidense; en la actualidad, Colombia se encuentra en una posición relativamente favorable respecto al comercio electrónico, por varias razones, una de ellas, es los precios que se encuentran en las plataformas online, que permiten realizar campañas de posicionamiento sin mucho presupuesto, con resultados representativos.

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Abogado especialista en Derecho Empresarial
Magister en Economía Aplicada
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Redacción Minuto30

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