El pasado miércoles 17 de mayo, luego de hablar con Astrid Cáceres, directora del Icbf, el presidente Gustavo Petro se apresuró a decirle al país, mediante un Twitter rimbombante, que habían hallado con vida a 4 niños indígenas  de 13, 9 y 4 años, acompañados de una bebé  de 11 meses, perdidos en la selva del Vaupés luego de un accidente aéreo ocurrido 18 días antes. El anuncio, con vuelo de campanas, del Twitter presidencial, decía:

“Después de arduas labores de búsqueda de nuestras Fuerzas Militares, hemos encontrado con vida a los 4 niños que habían desaparecido por el accidente aéreo en Guaviare. Una alegría para el país”.

Al comprobarse que la noticia era falsa, el presidente procedió a retirar el Twitter, poniendo en ridículo su investidura, a las Fuerzas Armadas, al Icbf, a Raimundo y todo el mundo en el Palacio de Nariño. El asunto es que la fábula del Pastorcito mentiroso, que pertenece a los clásicos de Esopo, parece que cobra vida en Colombia, y ya no es sólo para niños; es para todo tipo de público; es para Colombia entera, porque, acorde a la Constitución Política, Petro es el presidente de Colombia, así el 49.56% de los colombianos, no hayan votado por él.

El desgaste presidencial empieza por faltarle al país en la claridad de lo que ocurre, las medidas que se toman, la poca o nula concertación de las reformas, o el poco crédito de personajes, hoy defensores a ultranza (ayer enemigos implacables de Petro) como el camaleón Roy Barreras, el lenguaraz ministro del interior Luis Fernando Velasco Chaves, el eterno plenipotenciario de la farc y ministro de Relaciones Exteriores Álvaro Leyva Durán y la ministra de Minas y Energía, Irene Vélez Torres, enchufada siempre para decir barbaridades, entre un largo etcétera.

Según declaró una fuente del gobierno al portal La Silla Vacía, “El presidente confió en la directora del Icbf. Ella aseguraba que ya había activado el mecanismo de restablecimiento de derechos. Y dio detalles sobre cómo estaban los niños. Dijo que solo tenían unos rasguños”.

El presidente Petro debería contrastar la información que le entregan antes de hacer anuncios al país, porque el deterioro de su imagen, nacional e internacionalmente, es irreparable. El pastorcito mentiroso, como en la fábula, termina de hazmerreír.

A lo que sí le debe creer el presidente, ahora que hablamos del horror de los niños indígenas que aún no se sabe si están vivos o muertos, es a la realidad; a la voz populi que grita que estamos en manos de la delincuencia en su máxima expresión. Y cuando decimos delincuencia en su máxima expresión, es porque, además del nefasto narcotráfico, los grupos delincuenciales están dedicados al procedimiento monstruoso del reclutamiento de menores. Según informes de la JEP, en el solo año 2021, se reclutaron más de 470 menores de edad, “utilizados” de manera infame como carne de cañón, a más que en horrorosas prácticas y manifestaciones delincuenciales, en las cuales se han engañado e  instrumentalizado a cientos de ellos. Ni se diga la estadística del 2021 al presente 2023.

Como sociedad, como institucionalidad, tenemos que rechazar y combatir decididamente esta práctica. Como sociedad, no podemos permitir que se destruya la vida de un niño, de una familia, de una sociedad, de esta manera tan brutal. Es el momento de seguir rodeando y fortaleciendo a nuestra Fuerza Pública, a las instituciones, a nuestras ramas del poder, en la búsqueda de una justicia oportuna y veraz, que nos lleve a la convivencia y la prosperidad, en el marco de la democracia. Es perentorio el  cuidado extremo en el actuar gubernamental, para no socavar la institucionalidad; el respeto por la constitución, debe ser innegociable.

La peor lacra de un país es la delincuencia, y peor aún si ellos se nutren de nuestros niños; Los niños son el cultivo para una sociedad en paz; jamás para atizar violencia. Niños a la escuela, jamás a la guerra, debería ser el emblema que todos enarbolemos. Los niños son para el amor, para la amistad, para la felicidad, para la vida, jamás para la violencia; nunca para la guerra, que lo único que genera es odio, soledad, miedo, pobreza y muerte.

Esperemos no llegar al extremo de la fábula del pollo Chiraz, también conocida como El pollo mentiroso, mismo que hizo correr la noticia de que el cielo se estaba cayendo. Ante la algarabía del Pollo mentiroso, un pollito, un pato y una gansa, creen que el cielo se está cayendo y deciden avisarle al rey; pero un zorro se aprovecha de la ignorancia y los lleva a su cueva para un propósito diferente…

La coyuntura social, política y económica que vive el país, exige un presidente que le diga la verdad al país, con capacidad de concertación y con un gabinete que, al menos, sepa lo que dice…

Puntada final: según la Redacción de Voz de América, el 16 de mayo de 2023, el presidente de los Estados Unidos le recomienda a su pueblo (y al mundo entero, en razón de su investidura) no viajar a Colombia, por asunto de seguridad:

“La Administración de Joe Biden recomendó a sus connacionales no viajar a algunas regiones de Colombia, donde mantiene el nivel máximo de alerta ante el riesgo de secuestros y otros crímenes. 

El Departamento de Estado recomendó recientemente a los ciudadanos estadounidenses no viajar a algunas regiones de Colombia debido a los índices de “delincuencia y el terrorismo”.

Los delitos violentos, como homicidios, asaltos y robos a mano armada, están generalizados. Las actividades delictivas organizadas, como la extorsión, el robo y el secuestro, son comunes en algunas áreas”, informó el Departamento de Estado el pasado jueves en un comunicado. ”.

Pregunto: La utilidad neta anual en 2022 de Ecopetrol fue de 33,4 billones de pesos (+100,3% a/a), la más alta de la historia de la compañía. ¿Será que con el turismo que indispone Biden, y propone Petro a cambio de la exploración petrolera en Colombia, sí le dará al país esta utilidad?

¡Mamolas!, diría el bueno de Horacio Serpa, escudero de Samper, si no estuviera descansando en paz.

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Redacción Minuto30

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